Tengo que reconocer que no he
seguido a los candidatos a las elecciones americanas. Nos coge un poco lejos y
mi falta de interés por la locura de una campaña interminable, justificada, en
un principio, porque poco tiene que ver con nuestra problemática más inmediata.
Tanto es así, que no soy capaz de precisar el tiempo que les ha llevado a los
candidatos recorrer todos los Estados de América. A pesar de haber estado
totalmente desinteresado en las mismas, me ha sido inevitable conocer algunos
aspectos de la prepotencia mostrada por Trump, así como sus palabras
descalificantes contra los emigrantes, contra los refugiados, contra la
globalización, contra el cambio climático, y su propensión para no respetar los
acuerdos que su antecesor tuviera firmado o comprometido. La amenaza de aislar
a los mexicanos tras el muro que prometió construir, y la fanfarronería que
mostró cuando apostillaba que además lo iba a pagar México. Se ha mostrado como
alguien desafiante, agresivo con el resto del mundo, por lo que no es de
extrañar que haya dejado en la gente, como mínimo, intranquilidad, o que
hayamos pensado que con este tipo el mundo puede ser mucho más inseguro.
No puedo añadir mucho más, porque
sinceramente no me ha interesado en absoluto. No obstante, se ha hecho
inevitable conectar el televisor y que saliera el energúmeno soltando alguna
barbaridad de gatillo fácil o algún término machista, que ha escandalizado al
personal. A pesar de ello no quiero decir que su rival, la Sra. Clinton sea la
líder perfecta para guiar América. Me ocurre como con Donald Trump, que no la
he escuchado lo suficiente, y tampoco le he prestado atención. Seguro que ésta
habrá movido hilos ocultos y ambos habrán estado fuera de la ley en todas las
ocasiones que hayan podido pasar desapercibidos, porque cuando se rivaliza con
tanto ahínco en una pugna encarnizada solo para hacerse con el mando; estamos
acostumbrados que esta gente se mueva fuera de la legalidad todo cuanto pueden.
Una vez se ha conocido el
resultado y Trump se ha alzado con la presidencia de los Estados Unidos de
América, en cada encuentro ante las cámaras Trump ha suavizado toda la
fanfarronería mostrada en campaña. Ahora se ve venir la responsabilidad de la
Presidencia del país y él no tiene idea de ello. Es millonario y está
acostumbrado a tener a mucha gente a sus pies, pero no tiene ni idea de
Gobernar un país. Ahora va pidiendo ayuda a Obama, quiere que le encamine en la
función gubernamental, ¿sabrá hacerlo, o meterá al mundo en interminables
conflictos comerciales y bélicos? No estoy seguro de casi nada con este hombre,
posiblemente con Clinton habría una labor continuista y no cambiaría nada,
sobretodo, para la gente más necesitada, pero es que con Trump, acostumbrado al
mundo elitista y a engañar a Hacienda con sus impagos de tributos, tal como él
refirió; creo que poco hará para que mejoren las clases más pobres del país. La
gente inmigrante teme ser expulsada, pero no se entiende cómo le han votado.
También insultó a las mujeres con el video machista que se difundió, sin
embargo no ha sido suficiente para que le dejaran de votar muchas mujeres blancas. Entre todos lo
han alzado al poder. Ahora ya está el republicano al frente de la
superpotencia, no hay paso atrás, ¿cuánto tiempo pasará antes de que Trump
vuelva a quitarse el disfraz de moderado que actualmente trata de mostrar al
mundo? ¡Ya veremos que hace Trump! Lo que si estamos viendo es que los demócratas
empiezan a manifestarse en muchos Estados, no quieren a Trump en la
presidencia, pero esto es democracia, la gente ha votado y el millonario se ha
situado donde pretendía estar… pasar a la historia de América como otro
Presidente de la nación. Poder ya tenía antes de alzarse con la victoria, si no
cómo iba a utilizar al FBI para acojonar a Clinton con el tema de sus emails
oficiales emitidos desde un servidor particular ubicado en su domicilio. Ahora,
esperemos que tenga cabeza y que Trump no empeore la situación mundial.
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