Creo en los hombres y en las
mujeres, en el género humano, ¿en quién si no voy a creer? Sé que tenemos la
capacidad de hacer las cosas bien si queremos, somos capaces, pero tenemos que
dejarnos de tonterías individualistas y comenzaremos a sentir el colectivo. Es
necesario que empecemos a mirar, sentir y proyectar como integrantes de un todo.
En ese todo se encuentra incluido el Planeta, como medio donde se desenvuelve
la vida y nos da vida, nos ayuda a que se desarrolle la misma, al tiempo que
nos provee de recursos naturales. Debemos, por tanto, cuidar de nosotros y
cuidar del medio. En cada acción nuestra se ha de tener en cuenta las posibles
repercusiones hacia los demás y hacia el entorno en el que vivimos.
Hay algo que hacer, lo presiento,
estos días es como si me sintiera en al filo de la navaja, como si estuviera cerca
de adivinar qué es. La información, estoy seguro, siempre está ahí y solo se
trata de contactar con ella, estar en la frecuencia adecuada para captarla. Quiero
hacer algo, me gustaría hacer algo por todos, quiero hacer algo que justifique
mi existencia, necesito sentirme útil a la humanidad, y con ello, a mí mismo. Que
ha salido el nuevo iPhone y la gente hace colas de una noche entera más no sé
cuantas horas, para tener el último modelo y ser fotografiados por ser los
primeros… está bien, pero no sirve para nada, si no es un reto hacer la cola o
resistir sin dormir y cosas así… pero el hecho de conseguir tener el iPhone no
te desarrolla nada, tú no has hecho nada, ¿no te das cuenta?, ha sido el dinero
el que lo ha hecho posible. Tenías el dinero y es él el que te lo ha conseguido.
En la vida hay cosas trascendentes que hacer, y lo que te puedo asegurar es que
el aparato, se llame como se llame, te proporcionará aún más distracción de la
que ya es habitual en ti.
Tenemos que centrarnos para
llegarnos a sentir y comprendernos. Debemos observarnos en las más diversas
situaciones. Hay que aprender a mirar hacia adentro, podemos observar nuestra
respiración, sentir nuestro estado de ánimo, no tener miedo a conectar con
nosotros. Tenemos que hablarnos, mirarnos, sonreírnos y amarnos. Debemos sacar
de nosotros el Yo oculto, sencillo, amoroso, consciente, pleno, inteligente y
relajado. El ser bondadoso y solidario que hace cosas desinteresadamente,
altruistamente si quieres, por el simple hecho de que expresa el amor que es,
todos podemos ser así. Deja la cabeza
para cuando la necesites de verdad y a voluntad tuya. No permitas que interfiera
constantemente en ti hasta el punto de no permitirte el reposo, la tranquilidad
o sentirte. Algunos terapeutas se refieren a ella como la loca de arriba, así
que hay que estar atentos a sus intromisiones.
Simplifica tu vida, hazte menos complejo,
vivir una vida sencilla es un gran placer que no todos alcanzan, debido al
zarandeo exterior. Afuera de cada uno de nosotros se mueven las cosas a una
velocidad impropia para sentirse felices. Lo hace con unos intereses que nada o
poco tienen que ver con el ser esencial que somos. Por eso todos nos presentamos
con nuestro personaje, tratando de dar una imagen superflua de nosotros, que
haga pensar al otro que somos mejores, pero somos quienes somos, llevemos el
disfraz que llevemos. Encontrar a ese que somos es lo que nos devuelve la paz
interior, la alegría y la expresión natural, el niño pequeño, tierno y amoroso
que hay en cada uno de nosotros y nosotras. Desde esa inocencia olvidada pero
recuperable, se pueden hacer cosas maravillosas e importantes. Desde ahí se
vive de verdad, y mientras tanto solo se transitan las calles haciendo ruido,
nos relacionamos por intereses de algún tipo, nos sentimos infelices o
incompletos en el fondo y las obligaciones nos abruman.
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