Imagen: Eldiario.es
He dejado pasar un día desde la
muerte de Rita Barberá, porque de escribir antes sobre ella lo hubiera hecho
demasiado acalorado. A otros les resulta fácil entender todo lo que dicen los
medios y algunos compañeros suyos, pero a mí me cuesta creer que el que está a
cargo de una Institución no se entere de nada de lo que sucede en ella. Es una
lástima que una persona razonablemente mayor, pero no tanto como para que te
sorprenda la muerte, la haya encontrado tan pronto. No obstante, no es más
dolorosa la muerte de esta señora que la de otra cualquiera conciudadana. Todas
las muertes duelen, sobre todo, a sus familiares y allegados.
Según veo hoy en los medios, la
cola de ciudadanos y ciudadanas que aguardan para firmar y plasmar un último
pensamiento en honor a Rita, es bastante extensa o larga. No dudo que a los
ojos de mucha gente, de la que solo mira hacía afuera y superficialmente, la
ciudad de Valencia haya cambiado en veinticuatro años… ¡faltaría más! La gente
ve las construcciones y demás infraestructuras que quedan en las calles de la
ciudad, pero eso no es lo que se le ha cuestionado y llevado a ser citada en el
Supremo o ser expulsada del partido que co-fundó. El problema social es el de
los sobreprecios, el de las comisiones y el de toda la ilegalidad tendente a
hacer campañas electorales muy superiores a las de sus adversarios. Teniendo en
cuenta que todo ello representa un gasto innecesario para toda la ciudadanía.
Eso era lo que “le condenaba” como alcaldesa de la ciudad de Valencia durante
tanto tiempo.
Sus mismos excompañeros de
partido se exculpan diciendo que la responsabilidad del infarto que ha
terminado con su vida, es consecuencia de las presiones sociales y de los
medios, llamándoles juicios paralelos que no han permitido la presunción de
inocencia en la persona de Rita. Sin embargo, una de sus hermanas en unas
declaraciones, ha manifestado que a Rita lo que más le disgustaba en las
últimas fechas era estar apartada del Partido Popular; algo de responsabilidad
tendrá que recaer en su partido. Aunque ya le han cogido el gusto a culpar a
los demás, como ya dijeron de todos nosotros cuando justificaban las causas que
originaron la estafa llamada crisis.
También hay que tener en cuenta
que cuando se cometen, presuntamente, cantidad de cosas ilegales o nada éticas,
hace tanto daño interiormente, que dependiendo de su magnitud… mata, ¡vaya que
si mata! Las energías negativas acumuladas y a las que no se les da salida,
forman tumores, dan lugar a cánceres… en definitiva te mandan al otro mundo. Que
lo tengan en cuenta todos los piratas que tenemos como autoridades del país.
Ellos sabrán en que andan metidos, qué consienten, cómo engañan o cómo roban.
Que sepan que la conciencia no deja vivir, las preocupaciones del deber no
cumplido no te dejan en paz, no te dejan dormir y a la larga se paga. Esto se
puede consultar a cualquier médico, tener una preocupación te puede hacer que
suba la tensión o te de un infarto y, por supuesto, hay que cuidarse, hacer
algo de deporte, alimentarse adecuadamente y evitar el sobrepeso. De todos esos
malos hábitos surgen las enfermedades y los padecimientos, por eso hay que
cambiar de forma de vida y de forma de pensar. La soberbia, la prepotencia o
hacer daño a terceros te hace estar todo el día en guardia, y esto tampoco
ayuda a tener una buena salud. ¡Rita, D.E.P.!
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