Cada día cuesta más hacerse
comprender, tú dices una cosa, argumentas algo y la otra parte sale por los
Cerros de Úbeda. Te esfuerzas por explicar la razón de tu posición y se lía
todo, es aún peor. El tono de voz del contrario se eleva, se siente agredido,
al menos es lo que parece y comienza a hacer aspavientos con las manos y a
pronunciar monosílabos sin mirarte a la cara, en abierta actitud de enfado…
tienes que abandonar, te dices interiormente: no merece la pena seguir
discutiendo… esto a cada minuto va peor.
Ayer, en una reunión de
comunidad, había un par de individuos de estos, uno monopolizó la reunión con
su resignación. Este vecino estaba acostumbrado a ser indispensable en la
comunidad, es albañil de oficio, se le contrató en negro hace años el revestimiento
con losas de la parte baja del edificio. Desde entonces, las losas, no han
dejado de caerse, hoy dos, mañana tres, y así. La comunidad, fuera de lugar,
por ser vecino y estar parado le dio el trabajo a él, sin factura ni nada, muy
mal hecho, por las circunstancias referidas; ¿por qué dije: muy mal hecho?,
además de incurrir en una ilegalidad, no tiene un soporte legal, como es la
factura, para poder reclamar la deficiencia evidente del trabajo realizado.
Cuando se desprenden las losas, se puede apreciar que la pared está “arañada”,
no se picó adecuadamente, y las losas en la medida que la propia pintura de
origen se desprende, la losa se va a hacer puñetas; así llevamos varios años,
desde que este vecino puso las losas. Pues ese mismo individuo, sin atender a
su responsabilidad y como si él no hubiera tenido nada que ver con el asunto,
se atrevió a monopolizar la reunión en una queja continua, exigiendo que se le
tenía que informar de todo lo que sucediera en el bloque de pisos… en fin, una
chaladura. Se atrevió, incluso, a decir que si éramos dieciocho vecinos, él era
el único que se preocupaba de lo que sucedía en el bloque… tuvimos que
soportarle durante toda la reunión, porque por más que le dijeras no se
callaba. Son personas que no se dan cuenta que molestan, vienen a las reuniones
para dar la nota y destacar o sentirse alguien.
Esa misma noche, hablamos con mi
hijo, mi mujer y yo estamos unos días fuera de casa, visitando a mis padres. A
las 23h, aproximadamente, entró una llamada de mi hijo Mario, muy apurado y nos
relató que tuvo que llamar la atención al niño de un vecino de nuestra
urbanización que se mostraba ineducadamente con el resto de niños que se
disponían a tomar parte de una competición de la velá. Mi hijo Mario tiene una
paciencia casi infinita con los niños, y los niños siempre le han buscado, más
bien, nunca le dejan tranquilo, Si va a la piscina, van algunos y se le
enganchan de los hombros, de la espalda, etc., es para que se den cuenta de lo
que digo. Mario lleva varios años organizando para la Junta rectora de la
urbanización, todo el tema de juegos y competiciones para la velá, es por ello
que estaba ayer tarde-noche con una de las competiciones. Como referí un niño
no mostraba educación ni respeto hacia el resto de niños y cuando fue avisado
en varias ocasiones, Mario le dijo que no podía competir, que no le tendría en
cuenta y amenazó con ir a buscar a su padre. Según parece el padre es más chulo
y menos educado que el hijo, llegó amenazó a mi hijo, le tiró una tragantada
que mi hijo pudo esquivar y le golpeo en un brazo, le amenazó con abrirle la
cabeza y a los vecinos que estaban cerca y trataron de mediar para que aquel
energúmeno depusiera su actitud, les amenazó igualmente con abrirles la cabeza.
Mario tuvo que llamar al 112 desde el club social, donde se refugió y, en
definitiva, un final de día cuando me lo contó, de lo más desagradable. ¿Hay
que llegar a esto?, ¿nos hace falta llevar armas para defendernos de individuos
agresivos y peligrosos como este?, ¿qué está sucediendo?
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