Furgoneta sospechosa
No es la primera vez que los drones sobrevuelan la urbanización donde vivo, los vecinos, como siempre, ajenos a lo que sucede, quién los vuela, con qué intención, ¿Son los buenos o los malos? Siempre nos quedará la duda, y lo único que podemos hacer es ponerlo en conocimiento de las autoridades para que estén atentos e investiguen, si es que pueden o tienen datos suficientes, y para ello debemos colaborar todos. Tenemos que avisarnos para estar alertas frente a los malos, si es que fueran los autores de esos vuelos un tanto sospechosos.
El caso es que hace un par de días yo estaba trabajando en el jardín de mi casa y oigo el zumbido continuo sobre mi cabeza, miro hacia arriba y, efectivamente, el artefacto volaba sobre mi parcela, debo suponer que también lo hacía sobre las de mis vecinos más próximos. Hizo varias pasadas que no dejaban de llamarme la atención, subía y se alejaba conforme clavé mi mirada en el dispositivo volante. De momento se dejó de escuchar, mi hijo salió de su cuarto de trabajo y me refirió que él también había escuchado el zumbido del dron. Lo primero que abordó mi cabeza es la cuestión de si eso estaba o no permitido, pues rompe la intimidad de las personas. Comencé a llamar a la guardia civil y mientras tanto, el dron volvió a aparecer mucho más bajo, comenzaba a descender, seguía descendiendo y vimos como se disponía a aterrizar en la vereda real que se encuentra a escasos veinte metros de la parte posterior de mi parcela. Como tenemos una puerta que permite la salida hacia donde el dron había descendido, pudimos oír a unas personas que hablaban junto a una furgoneta blanca. Desde eso justo momento, se dejó de escuchar el zumbido del dron, las puertas de la furgoneta se cerraron, arrancó el motor y comenzó a dirigirse hacia la parte contraria a la salida hacia la autovía A4. La conversación telefónica continuaba con el agente, así que le describía cuanto podía ver, que era poco debido a los matojos y arbustos que rodean la urbanización, y nos separan de dicha vereda. Mi hijo corrió para procurar posicionarse en un lugar de claro entre el matorral, a ver si acertaba a ver la matrícula del vehículo, que como dije antes había iniciado la marcha en dirección contraria a donde él estaba, pero de repente cambió de sentido y comenzó a transitar hacia donde mi hijo esperaba, así que puso su móvil en modo video y comenzó a grabar, tratando de acercar el zoom cuanto podía para intentar captar el número y letras de la matrícula. Pasaron, iban dos personas en su interior, parece que llevaban la cara medio tapada con mascarillas, en las imágenes parece que el conductor al percatarse que está siendo grabado saca el dedo en peineta, y se marchan. Dimos cuantos datos pudimos a la guardia civil, y como siempre eso queda en secreto, porque jamás cuando colaboras con los cuerpos de seguridad te llaman para devolverte el favor ciudadano e indicarte de cómo se resolvió el asunto. Tenemos derecho y deber de informar de las acciones irregulares presenciadas, pero no de ser informados por la policía o guardia civil.
Este hecho lo comuniqué de inmediato al grupo de vecinos propietarios de la urbanización, con el ánimo de que estuvieran alerta, por si hubieran vigilado su casa. Y como los pareceres son tan dispares, hubo de todo, hasta los que decían que no hay que hacer eso, sino llamar a la policía, que no éramos la oficina de la guardia civil, y todo tipo de sandeces, siempre hay quien se piensa que compartir una información es exigir a los demás que hagan algo por uno, y no, las gestiones oportunas y normales ya estaban realizadas.
Seguiremos...
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