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¿Es posible alcanzar la perfección del ser y, aún mejor, la del grupo? No lo sé, pero sería necesaria, nos ahorraría cantidad de disgustos y de discusiones. Sabríamos qué hace el otro y por qué lo hace, seríamos conscientes plenamente de nuestros actos y del de los demás. La comprensión sería absoluta, por lo que no cabrían la cantidad de desavenencias actuales.
¿Es esta existencia una especie de escuela, de paso intermedio para llegar a alcanzar la perfección, si ello fuera posible y nos diera tiempo en una existencia? Algunos nos preguntamos esto, otros muchos nunca se interpelan en este sentido, para muchos la vida es solo pasar días de la mejor forma posible, y esa mejor forma es siempre pura diversión basada en tomar parte de algo que perturba más que relaja, pero les vale con tal de que les traslade un rato fuera de sí, de que no estén con ellos, de que se dejen de sentir internamente y lleguen a ser lo que se esté dando afuera: jaleo, gritos, música a demasiado volumen, comer, beber y no parar de agitarse o moverse. La vida es muy monótona y aburrida para muchos sin esos aditivos que descentran más que centran, pero es mayor la necesidad de aliviar tensiones no resueltas o mal canalizadas, que estar con uno mismo y resolver o disolver aquello que no nos deja vivir en paz.
Soy un imperfecto como todos ustedes. Soy un aprendiz como todo ustedes, pero no entiendo por qué he de estar preguntándome estas cuestiones. No sé por qué me importa la gente, por qué deseo un cambio para la humanidad, por qué la tengo en cuenta en mi vivir diario. Por qué quiero que todos podamos alcanzar un punto en el que la felicidad sea real y en cada instante, hagamos lo que hagamos. No tiene sentido que unos lastimen a otros, que no les permitan vivir en paz, felizmente, que hagan daño a sabiendas, que no respeten a los demás, o les exploten. Los seres humanos debemos tratarnos con amor, desde la sencillez, sin tratar de complicar las cosas, unidos para conseguir propósitos mayores que nos beneficien y hagan más feliz a todos. Hablamos demasiado y hacemos muy poco. Por qué ese afán de analizarlo todo que tienen algunos, si vivir es más fácil, pero debemos desvestirnos de nuestro orgullo, de querer imponer siempre nuestro criterio.
Tenemos ego, somos entes físicamente independientes, pero energéticamente unidos, somos lo mismo en moldes parecidos. No podemos quedarnos solo con el cuerpo físico, somos muchos más de lo que vemos de nosotros y de los demás. Lo importante no está en lo que se ve sino en lo que percibimos del otro, en aquello que se destila desde el fondo, desde su interior. Relacionémonos desde nuestros planos sutiles, ahí hay mucha más verdad, ¡abrámonos! Que todo no tenga que ser sopesado y pensado hasta concluir qué vamos a hacer o decir, hagamos, digamos desde el corazón, para que nos entendamos.
Seguiremos...
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