domingo, 17 de agosto de 2025

SALIR A ALMERÍA

 


    Ha surgido así, mi sobrino Ignacio conoció hace años a una chica de Almería, y tras idas y venidas, una estancia más o menos prolongada en Rumanía por asuntos de trabajo de su novia, una carrera universitaria, que el tío ha sido capaz de finalizar con mucho éxito, porque era lo que le gustaba, la preparación física, así está que es un oso, pero un oso de verdad, metro ochenta y tanto de puro músculo, pero en la especialidad de levantamiento de peso... ¡a lo bruto! Puede que su brazo sea como mi muslo o más, y que su muslo sea como los dos míos, o por ahí ha de estar la cosa.

    El caso, como os decía, es que han decidido casarse y, como se suele decir, pueden más dos tetas que dos carretas, y han organizado la boda en Almería, que es de donde es nuestra Carmen, así es como se llama, y es nuestra porque ya es otra de la familia, otro añadido, como el que escribe si tomamos como familia base, en este caso los Dolader. Esto está en a tomar por el culo, muchos kilómetros para los que no somos viajeros, y para el colmo, de repente un embotellamiento bestial debido a un accidente de un camión, que ardió completamente. Antes de llegar, porque fueron algunos kilómetros de primera, frena o te detienes, no sabíamos a qué se debía ese atasco del tráfico en plena carretera, no lo asociaba a nada, a pesar de que un buen rato antes anunciaban que había un coche en el arcén, eso fue como treinta y siete kilómetros antes de llegar al camión calcinado. Varios kilómetros antes, nos aparecen las típicas señales de limitación de velocidad en amarillo, y comienzo a acordarme de los políticos, del ministro de fomento... ¡Cómo se les ocurre hacer obras en pleno mes de agosto, en un día de fiesta (La Virgen de los Reyes), con todo el tráfico que hay, los maldije varias veces, y de repente, viene el mamotreto luminoso, típico de cuando realizan obras en carreteras, ese que te indica que te vayas hacia el carril izquierdo, y me reafirmo en mis maldiciones hacia todos los que deciden se hagan obras en temporada alta veraniega. Pocos kilómetros adelante, veo que hay un guardia civil, con muy mala uva, haciendo gestos con las manos de que vamos circulando muy despacio, no solo nosotros, sino a todos los de delante, y a todos los de atrás, pero señor, si hemos llegado hasta ahí apelotonados, no había espacio ni posibilidad de correr más, ¿Qué hacemos, salimos volando? Es que no sé como quitarme de en medio.

    Llegó la hora de parar para almorzar, otro follón, llevamos a nuestra perra, no podíamos dejarla en el coche con las altas temperaturas que hacía ayer al mediodía. En el parking de la zona de descanso a duras penas encontramos un metro de sombra, aculamos el coche por la parte del maletero, que es donde iba la perra, y lo abrí para que al animal no le fuera a dar un flato. Los demás se fueron a comer, yo me quedé con Sanga, es así como se llama mi perra. Bebió algo de agua, no quiso comer su pienso, solo pensaba en tirarse abajo del maletero, así que se lo permití y caminamos unos metros en varias direcciones, pero el calor era asfixiante, así que volvimos a aquel metro de sombra que habíamos colonizado. Fue una espera muy larga, es entendible, mientras te atienden los camareros, te van sirviendo lo que pediste, lo comes, etc., se me hizo un mundo muy caluroso. De repente apareció mi esposa, mi hijo Mario y nuestra nieta Samantha continuaban en el interior del establecimiento, comiendo. Mi esposa me dio el relevo y pude ir a comer algo, una cerveza sin alcohol Mahou tostada 0,0, porque no tenían la que a mí me gusta: Heineken 0,0, para mí la mejor cerveza 0,0 del mercado, la que más se asemeja a una cerveza con alcohol. Para comer pedí un revuelto de setas y espárragos, pues como muchos sabéis, no como bicho muerto, que es como me gusta referirlo en cuanto se da la ocasión propicia para ello.

    Tenemos alquilada una casa rural en un lugar que ayer por la tarde nos subíamos por las paredes, os explico. Tal como habíamos llegado a la localidad de Pechina, que es como se llama esta localidad almeriense, que es dónde se encuentra la casa, pusimos la dirección exacta, en los dos GPS de los dos coches que íbamos juntos. Y ni por esa éramos capaces de llegar, pues siempre trataba de dirigirnos hacia una rambla de un río por el que solo son capaces de conducir los pilotos del París Dakar. Nos paramos en varias ocasiones para preguntar, la hora era malísima, la gente dormía, lo dedujimos porque no abrían la puerta. Otros no sabían, decían no ser de allí. No dejábamos de dar vueltas y no llegábamos, estábamos totalmente perdidos. De repente, veo que se nos acerca un coche gris por detrás y frené a la desesperada en el centro de la calzada. -Por favor, indíquenos como llegar a la dirección Camino de tal...-, era una chica y nos vuelve a decir que no es de aquí, pero que está casada con un hombre que sí lo es, que la sigamos, que va a tratar de llevarnos hacia donde está el marido, a ver si nos puede indicar. El marido, bastante cerradito, trata de hacerlo con esfuerzos incluidos, pero igual de inentendible para nosotros. La chica lo interpreta y comienza a hablarme, pero tal como ya escuché a su marido, decidí llamar a mi hijo, que iba en el otro coche, pues confiaba que cuatro oídos serían más efectivos que dos, sobe todo los dos de él. Así fue, las indicaciones le orientaron, no con exactitud, pero nos valió para dudar en varios puntos del recorrido, y por fin llegar a la casa roja, que era la referencia que recordaba mi mujer. 

    La casa está en una parcela de unos tres o cuatro mil metros de terreno. El piso es hormigón en toda la parcela, salvo los alcorques que han dejado para los árboles que nos acompañan. Hay una piscina, un techado para dejar el coche a la sombra, también se podría bajos los árboles de la entrada. La casa es amplia, con varios baños y dormitorios, todo limpio, aires acondicionados en todas las estancias, pero lo que más nos ha llamado la atención, para mí de cutredad, es la habitación que yo he bautizado como la de puticlub, toda pintada de rojo, con ropa de cama roja, luz hortera en el techo tipo discoteca que da vueltas y desprende luz de colores por suelo y todas las paredes de la habitación. Pétalos de rojos sobre la ropa de cama, totalmente me empalaga, que pareciendo la mejor habitación, o más costeada, hemos preferido irnos a otra habitación también con cama de matrimonio, porque con la otra no podíamos.

    Dentro de un rato nos arreglaremos y asistiremos a la ceremonia y al convite, espero que todo se enderece un poco. ¡Que tengan un feliz día, que vivan los novios!

    Seguiremos...

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