¿Qué hacemos con los locos?, y no
me refiero a los enfermos, que me merecen todo el respeto. Me refiero a
aquellos que por ventajismo, han adaptado su actitud, pensamiento, etc., para trepar socialmente y productivamente
hablando, sea cual sea su precio. Estos son los locos que nos han situado en el
lugar que ocupamos actualmente.
Gente de esta la hay dedicada a
la enseñanza, a la economía, a la política, al mundo empresarial, a la
abogacía, etc. Personalmente, incluiría todos los campos o profesiones, porque
realmente cuántos proceden de manera justa y equitativa. Cuántos han dejado a
un lado sus intereses, o al menos los llevan adelante sin perjudicar los de los
demás; y mejor aún, cuántos estarían dispuestos a equipararse con los demás o a
renunciar a sus ventajas frente a las otras personas.
Si la persona no se ha realizado,
si no se vive desde lo profundo, si no tiene la intención y vive para llegar a
serlo algún día, anda perdido, es como estar loco. Se mueve a impulsos o por
pura reacción frente a lo que está sucediendo y él no entiende, por lo que se
siente agredido, siente miedo y responde. ¿En qué se diferencia esta actitud de
la de los animales?, ¿se paró a reflexionar y descubrir las consecuencias de
sus actos?, seguramente no. Quería más, quería ser más poderoso, más reconocido,
más que el otro en todos los aspectos; y sí, es más avaricioso, perjudica mas,
somete a otros, desprecia a otros, no es ejemplo para nadie en sus justos
cabales, aunque muchos ciegos pudieran envidiarle.
Los locos están al mando de
gobiernos, de grandes multinacionales, de consejos de entidades bancarias,
etc., y dedican el día a planificar sus ataques sin medir sus consecuencias.
Quieren más, como dije antes, desean, buscan y promulgan la exclusividad, las
diferencias, pero solo a favor de ellos, este es el error para mí.
Y estos locos, no enfermos patológicamente,
aunque pueden que si mentalmente por tener pensamientos que no se apartan de su
propia codicia, invaden la sociedad, oprimen y manipulan a la humanidad por el
poder del dinero. Se quedaron en lo superficial del meollo, sus vidas son
corrientes y pobres, porque la verdadera felicidad y amor proceden del interior
de cada persona, de su conexión con la energía de vida, de la coherencia en su
vivir, y del placer de hacer el bien a los demás. Todo esto no lo han entendido
muchos de los que se elevaron monetariamente, que envejecen junto a sus
dineros, propiedades y abultadas cuentas corrientes, pero que tal vez dejaron a
su paso cantidad de personas que les esquivan, por no ser personas gratas.
Quizás les hicieron daño, les maltrataron de alguna forma, sencillamente no se
sintieron amadas o queridas por estos “poderosos”, que se hacen viejo
irremediablemente en solitario.
Si solo vives una vida de
intereses, obtienes intereses, te rodean por el interés en una mentira que tú
fuiste tejiendo como la araña teje su tela de araña. Ni el aprecio, ni el amor
son verdaderos, porque esos no quisieron reparar en ello, no pararon a mirar a
su alrededor, no escucharon, no colaboraron, no aprendieron lo suficiente. Todo
a su alrededor era ficticio, y como sembraron mentiras, solo recogen mentiras.
Esto es soledad con dinero, y ven que sus dineros no les traen el amor y la
felicidad que han estado ignorando durante todas sus vidas, por eso no obtienen
respuesta.
La clave es abrirse a los demás,
prodigar los valores de una vida recta, llena de amor, bondad y generosidad. No
veo otra forma de llegar a ser pleno en todos los sentidos.
Todos podemos tener
comportamientos o cualidades de la personalidad aprendidas o fomentadas, pero
que debemos mirar, tratar de comunicarnos con ellas, diluir sin forzar por
tener puesto nuestro punto de vista, por convencimiento, en los valores que
aportan, no en los que restan a las personas. Cuidando estos aspectos de
nosotros mismos, seremos mejores cada día para con los demás, que es lo más
necesario, y para algunos muy difícil tarea todavía.
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