Me ilusiona ponerme manos a la
obra, utilizando un término coloquial, me gustan los proyectos, imaginar y
proponer nuevas posibilidades, colaborar con otras personas en el desarrollo y
la puesta en marcha de esas propuestas. Tratar de mejorar algo, de resolver
algún problema, de facilitar la convivencia, de promover el progreso y la
esperanza, porque la gente se lo merece.
Todos buscamos el equilibrio, de
algún modo la seguridad de tener lo más básico o necesario, queremos vivir en
paz y sentir la felicidad. Todos luchamos por algo, que a nosotros nos parezca
justo merecedor de nuestro esfuerzo, pero las vías son muchas y variadas, y sus
destinos inciertos. Cuando crees que todo está a salvo, algo en tu vida empieza
a hacer agua, la historia se repite porque nos identificamos con lo que nos
rodea, le damos demasiada importancia a muchas cosas que no deberían ralentizar
nuestra marcha, pero que sin embargo lo hacen.
Hagamos lo que hagamos, nosotros
somos otra cosa, no somos lo que hacemos, no somos lo que decimos la mayoría de
las veces, porque o bien no sabemos quienes somos, o bien no hablamos desde
quienes somos. Se que esto es algo que puede parecer filosófico o raro, pero
cada uno de nosotros no es en lo más profundo, lo que muestra a diario: médico,
carpintero, ama de casa, secretaria.
Cada uno es la vida, cada uno es la humanidad, en el fondo se es la
colectividad, y en la forma se es la individualidad visible.
La humanidad está en apuro, precisamente,
por la identificación con la forma, por el egoísmo de creerse único y en
peligro. Esto hace que rivalicemos, dando lugar a comportamientos negativos, al
desprecio y a la critica, y por ende a la separación y a la destrucción. Si
miramos el mundo, qué pensamos que está sucediendo cuando oímos que Obama ha
estado espiando a los dirigentes de los otros países con los que se reúne en
tono “amigable”. Interminables conflictos comerciales, fiscales, de corrupción,
dando como resultados tales actitudes: guerras, engaños, pobreza, muertes y
destrucción. ¿Vivimos como debiéramos?
Hay que cambiar la vida para
vivirla, y este cambio para cada cual tendrá un sentido, la dedicará a temas
diferentes, y no pasa nada siempre que en tus proyectos esté presente la
humanidad. Quiero decir con ello, que no resulte de tu proceder daño alguno a
terceros, que no podemos seguir ignorando a los que no son de nuestras
familias, que las riñas, enfados y tensiones hay que aprender a darles la
vuelta para que todos nos tratemos con afecto y cariño. Es nuestra obligación
amarnos, aunque esto les suene a algunos a religión, tenemos esa capacidad de
amor ilimitada, ponlo a prueba y verás. Conviértete en un ser de amor, relaciónate
desde el amor y no desde el miedo, y todo nos irá a mejor a todos.
Pierde toda intencionalidad que
albergue algo no muy limpio, no temas presentarte transparente, así te
conviertes en una persona mucho más hermosa de lo que ya eres, no pierdes nada,
hay muchos bulos y rumores. Solo puedes ganar, vas a ganar en tranquilidad, vas
a hacer todo con amor, provocarás más amor en los demás, y al mismo tiempo
recibirás mucho más amor.
El hombre inventó la propiedad
privada en un acto egoísta, para decir esto me pertenece, es mío, es solo para
mi uso, y se perdió. Ahora tenía que cuidar y preocuparse de aquello, fue
entonces que perdió su libertad y ganó en preocupación. Esto ha llegado hasta nuestros
días, y todos estamos pillados en mayor o menor grado, y la clave ahora es
simplificar nuestras vidas hacerlas sencillas, ocuparnos de cuantas menos cosas
mejor, y no preocuparnos tanto.
Mientras tanto, yo que soy muy
pesado, te vuelvo a pedir que no te olvides de interiorizar, de procurarte un
espacio de tiempo para ti, en cuanto a reflexionar, sentir, y tratar de mirar
dentro para despertar el centro de amor que eres, verás como cambian las cosas,
y el mundo se hacer mejor.
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