El video que
os dejé ayer en mi blog, sobre las incubadoras industriales de pollitos, es
terrible. Daña la sensibilidad de cualquier persona con un mínimo de
sentimientos, es cruel el trato que reciben estos animalitos desde el mismo
momento de la eclosión del huevo.
Los animales
son tratados como mera mercancía, como si fueran piezas irrompibles o muñecos
de goma. Se manipulan haciéndoles pasar por varias cadenas de producción,
cintas transportadoras, dejándoles caer de unas alturas a otras sin miramiento
alguno, arrojándoles de cualquier manera al interior de las cajas para
transportarlos, cogiéndolos sin delicadeza alguna, maltratándoles desde el
momento de su nacimiento, ¿qué clase de salvajes mentes despiadadas han ideado
una cadena de producción tan inhumana?
Si alguno de
ustedes no ha visto el video, por favor véalo, pero le advierto que hiere la
sensibilidad. Lo que ocurre, es que a veces es necesario conocer hasta dónde
está dispuesto a llegar el “hombre” para alcanzar las metas monetarias, o hasta
dónde puede llegar a degenerar la mente de algunos, para tomar consciencia y
darnos cuenta que indirectamente nos hacemos cómplices de esos métodos nada
ortodoxos y crueles que utiliza la industria. Nos hacemos cómplices al hacernos
consumidor habitual de sus productos, y al no exigir que las autoridades
prohíban esta barbarie vergonzante. Se hace necesario imponer un proceso más
natural para la cría y selección de los animales.
Hay más, en el
video podemos constatar cómo seleccionan y eliminan, del mismo modo cruel a los
supervivientes desechados, que prefiero no relatar por lo doloroso de las
formas empleadas. Mejor véanlo ustedes si tienen estomago para ello, y lleguen
a sus conclusiones sobre lo que están haciendo los desarmados empresarios del sector
avícola.
En cuarenta
días le habrán metido tal cantidad de alimentos y algunas otras cosas que les
hacen adquirir, en tan corto periodo de tiempo, un peso tan exagerado, e igualmente,
tan anormal para su edad y formación de sus huesos, que estos se rompen. Muchos
no soportan el peso sobre sus patas y sencillamente se llevan todo el día
postrados en el suelo y comiendo, o se les rompen las patas porque no pueden
con el peso brutal de su cuerpo.
Todo en esta
industria se aparta del sentido común, y por supuesto del respeto a la vida de
los seres vivos. Es una auténtica vergüenza que los Gobiernos no tengan nada
que decir al respecto. Esto no es tercermundismo, es indecente que se esté
dando en una sociedad civilizada, cualidad que ha perdido desde que los
Gobiernos lo permiten. Metiéndonos en profundidad, vemos que en esta sociedad
hay mucho por hacer, que no solo hay lo que las noticias alcanzan y vemos a
diario. Hay procesos que legitiman a asesinos potenciales, a inspectores
inexistentes, a políticos ineptos, y hay una población ignorante, en el sentido
de ser desconocedora de atrocidades como las que se cometen en la industria de
la cría, selección, engorde y matanza del pollo, que se mantiene callada e
inmovilizada frente a esta degeneración mental de ciertos empresarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario