Como algunos sabrán, desde septiembre, vamos hace dos días como quien dice, he retornado al trabajo interior, en esta ocasión en el Dojo Sui Shin Kan, sito en Urbanización Camposol, en el punto medio entre Sevilla y Carmona, muy cerca a la urbanización donde vivo.
Esto remueve, alinea, equilibra a la vez, energiza, hace que mejore mi salud, me siento mejor, y lo que está resultando es que estoy viendo que ante factores externos, hay más equilibrio, más serenidad.
Ayer noche antes de las diez, los vecinos de enfrente comenzaron a hacer ruido con su música, una música que pusieron a todo trapo, así que cerré las ventanas para que atenuara el ruido del pumpúm. A los pocos minutos me fui a la cama, y la música también llegaba al dormitorio, no había otra, puse la radio flojita, y me dormía. Cuando me desvelaba seguía la música, y así ha sido hasta las cinco de la mañana aproximadamente, para dejar bien patente el nivel de educación, conciencia y civismo del vecino y su familia. Ya una vez bien retratados, sobre las cinco de la mañana, como una cuba se han debido de ir a sus casas y a sus camas.
Pero lo que vengo a resaltar, es que en tiempos anteriores, esa misma situación, que la he vivido, me hubiera desencajado, me habrían aflorado los nervios, y lo hubiera pasado mal, pero en esta ocasión no ha sido así. No ha logrado desequilibrarme, y para mí no hay explicación más que las consecuencias del trabajo de estiramientos, movimientos, coordinación, respiración, concentración, etc., que estoy haciendo con el maestro Eduardo.
Sé que los que me siguen, y han leído los escritos últimos, en los que con el tema de la compra de la moto, me sentía inseguro, inestable, etc., pensarán que cómo es eso, pues siendo. Hace una semana coincidió con que todo se estaba moviendo, y parece que de nuevo ya ha encontrado un lugar o asentamiento, y el mar se ha serenado. Conforme te acercas más a la vida, o sea, te sientes más vivo, eres más el mar en sí, y como sabemos el mar puede estar en calma o bien revuelto, estar vivo es sentir eso, pero saber fluir en el oleaje, porque tú eres ese oleaje, el mar y yo somos lo mismo.
Inauditamente, me he levantado, yo diría que mejor que otros días, y eso que ayer hice con el amigo Antonio Calero una ruta motera de algo más de trescientos kilómetros, que nos llevó a Almonaster La Real. No obstante, sería bueno que todos respetásemos a nuestros vecinos, nos importaran un poco más, fuéramos menos egoístas, cumpliéramos las normas de convivencia, las leyes, y nos facilitásemos más la vida, ¡Ahí lo dejo, que sean muy felices en el día de hoy!
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario