domingo, 12 de octubre de 2025

SANIDAD PÚBLICA O SALUD INTEGRAL

 


    Cuando digo sanidad pública, a mi cabeza se me viene un sistema público que debiera prestar el servicio de todos los profesionales que buscan sanar por diferentes caminos. Hasta ahora, solo la medicina alopática, la que conocemos, la que quita síntomas mediante fármacos químicos, es la reconocida como única medicina válida, y es a lo único que puedes acudir dentro del sistema de salud público, pero hay muchas más ramas de la salud, y casi todas las demás miran al organismo como un todo que enferma por diversas causas mentales, físicas, internas y externas, y mientras no se corrijan todas, el cuerpo no sanará. No vale, por tanto, que te den un medicamento que esconda los síntomas, porque la raíz del problema persistirá, y tarde o temprano los síntomas volverán a aparecer. Además, estoy convencido de que los fármacos están minuciosamente estudiados para que te vuelvas un enfermo crónico, pues si te curaras, dejarías de tomar la medicina, y la industria farmacéutica vive de vender fármacos. Y sabemos que todas las industrias tienen planes de marketing muy ambiciosos, desean duplicar las cifras de venta, exigen a todos sus vendedores que vendan cada año más y más. ¿No es curioso que casi todas las enfermedades comunes sean crónicas: la diabetes, la hipertensión, el colesterol, etc.? Desde el punto de vista de la medicina alopática ninguno de esos enfermos tiene posibilidad de curarse, si no es milagrosamente, la explicación al mal es que es hereditario, o su cuerpo lo fabrica, etc., pueden ser algunas de las razones que satisfacen a todas las partes, y venga a tomar pastillas toda la vida, que ya empezarán a quejarse otros órganos.

    El sistema de salud público debiera incluir a naturópatas, a acupuntores, a especialistas en Medicina Tradicional China, a Osteópatas, a especialistas de técnicas diversas relacionadas con la salud, sea desde el punto de la diagnosis, sea abordando al paciente desde diversos ángulos, con distintos procedimientos, empleando diferentes métodos y actividades que hagan bien al cuerpo. Todo debiera estar incluido en un buen sistema de salud público, y que el enfermo elija cómo y por quién quiere ser atendido. Al mismo tiempo que todos los sanitarios de todas las ramas estén en perfecta comunicación para que unos puedan aconsejar o desviar a los enfermos de unas prácticas a otras con el fin de conseguir el restablecimiento de la salud del paciente con el mínimo daño o agresión a su organismo. 

    Si importase la salud de las personas, habría un verdadero control a lo que fabrican las industrias, a lo que se añaden a los alimentos, a lo que se vende como si fuesen tales, o a lo que venden para beber. Se hubiera prohibido desde el comienzo todo aquello que pueda empeorar la salud de la población, pero no se ha hecho, ni se hace, prima el negocio, las ventas, los puestos de trabajo, y todos los gobiernos del mundo son cómplices del envenenamiento lento y progresivo de toda la población mundial, al permitir que consumamos auténticas bombas de relojería para nuestros organismos: azúcar, grasas insanas, todo tipo de añadidos para la conservación del producto, que solo sirven para alterar nuestras funciones fisiológicas, hacernos engordar y enfermar poco a poco. Nadie cuida de esto, ningún gobierno lo hace, todos lo permiten, dejan que pongan en las estanterías de los supermercados verdaderas porquerías, muchas veces para los más pequeños de la casa.

    La salud integral tiene que ver con el estilo de vida, cómo vives, qué comes, qué respiras, qué bebes, cuáles son las posibilidades de moverte y hacer ejercicio. Con una buena salud mental, con no vivir estresado y preocupado, con lograr vivir sin miedos, sin culpabilidad, sin represión, ordenadamente, con cierta disciplina, con las buenas relaciones entre compañeros de trabajo, entre vecinos, con ambientes relajados, con el respeto entre las personas, con poner cada uno de nuestra parte para hacer más cómoda la vida a los que conviven con nosotros. Hay muchos aspectos a cuidar para conseguir el punto optimo de salud, que además de estos aspectos que he indicado en este párrafo, están los alimentos de verdad, no las chucherías alteradas y adulteradas que nos venden como si fuesen alimentos, o las porquerías de bebidas azucaradas, carbonatadas y con alcohol. Necesitamos alimentos de verdad, naturales, lo más próximo a como los da la tierra, con el mínimo de manufacturación y con ninguna adulteración. La salud es un estado de bienestar en el que están implicadas muchas personas, para que cada uno de nosotros podamos sentirnos bien, sin síntomas, sin dolor de ningún tipo y que todo nuestro organismo funcione adecuadamente. Sin olvidar que cada uno tiene cierta potestad de elegir qué hacer, cómo vivir, o qué comer y beber para no empeorar lo que ya muchos otros no controlan por el bien de todos.

    Seguiremos...

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