Imagen: blog.mifiel.com
El ya veremos, como sabéis por lo escuetamente relatado en el escrito de ayer, es el asunto de la moto. Fuimos el amigo Antonio Calero y un servidor al concesionario CF Motos de Polígono Parsi, vuelvo a requerir al jefe de taller, y la chica que atiende, dice que el jefe de taller está ocupado y no puede atendernos. Insistimos, y al cabo de un buen rato se digna en salir para decir que él no sabe nada de la moto, ni de cuál es mi moto, o del estado en que se pueda encontrar, que todo ese asunto es tema administrativo y que él no sabe nada de eso.
Pido una hoja de reclamación, que me la sacan directamente de internet, pues en la tienda no tienen el correspondiente libro numerado de hojas de reclamaciones, y ante mi reiterada petición de la misma, y si iba a tener que llamar a la policía local para que me la facilitasen, la chica hace una llamada y le dicen que la baje de internet. La imprime y claro son tres copias en papel normal sin autocalco, que debo rellenar una tras otra, aunque solo la rellené dos veces, una para la tienda y otra para mí. Cuando estaba rellenándola entra el dueño, la persona que me había vendido la moto, la misma que se había negado desde el primer día a deshacer la operación, y dice no saber nada, que la semana que viene estaría la moto, y le vuelvo a decir que lo que quiero es deshacer la operación, que le puse un whatsapp por la noche del mismo día que me la vendió (Sigo pensando que yo no la compré, que fue su habilidad, y el día tonto en el que yo debía estar), diciendo que deseaba deshacer la operación, y que a la mañana siguiente fui a la tienda, hablé con él y le dije lo mismo, entonces su respuesta fue: "No lo recuerdo", y volvió a decir: "La semana que viene estará la moto, se me ha inundado la casa y no estoy para esto". Acto seguido se quitó de en medio, entró al taller, y volvió a salir por otra puerta, pues cuando volví a requerir hablar con ese señor, me dijo la limpiadora, que el fulanito se había marchado. Termino de rellenar la hoja de reclamaciones, me la sellan y fin en el concesionario CF Motos.
Nos fuimos a la tienda que tienen en la A-92 y allí estaba el fulanito, que al vernos entrar, supongo que debido a su experiencia de malas praxis, lo primero que hizo fue enfrentarse a Antonio para hacerlo salir de la tienda, y evitar tener un testigo de lo que se pudiera desarrollar, o pudiéramos hablar. No salí de la tienda contento, el individuo seguía cerrado en sus treces, mentía, evitaba reconocer lo que desde el primer día yo le había manifestado, y me marché.
A partir de ese momento, pasaría una hora, comienzo a recibir whatsapps de esa empresa, habían matriculado a prisas y corriendo una moto, y me decían que podía recogerla ayer por la tarde sobre las 19 h. Yo no tenía ninguna prisa por hacerlo y comencé una ronda de consultas con abogados que al final me recomendaron, que al haberla matriculado y ciertos pequeños matices, había que pelearlo y me iba a costar un dinero, que supondrían unos gastos añadidos, y la pregunta clave me la hizo uno de estos letrados: "¿Cree usted que le va a costar un gran problema quedarse con esa moto?" y, sinceramente, supongo, que si la moto da la talla en cuanto a fiabilidad se refiere, aunque no es la moto en la que antes había pensado, respondí que cuando me hiciera a ella, creo que no me iba a causar ningún problema de importancia. - Pues si es así, le recomiendo que la recoja y se olvide de esa empresa - es como finalizó su alegato.
A partir de ese instante, el mismo abogado me propuso mediar con la empresa para lograr que las propuestas que hicieron de mejoras en la entrega con cheques regalos, etc., las cumplieran, se comprometieran en firme, y me recomendó que les llamara directamente para quedar con ellos en la hora a la que iría a recoger la moto. Hemos quedado para recogerla sobre las 11:30 h. del día de hoy. No se crean que lo estoy festejando ni mucho menos, han sido unos quince días angustiosos, de sentirme obligado a tragar con algo, que ya lo sé, lo firmé y no me pusieron una pistola enfrente, lo reconozco, pero me vendieron la moto, lo repito, no la compré, no me cogió bien, y quise deshacer la operación desde el primer instante, en que llegué a casa y me di cuenta de lo que acababa de hacer, no daba crédito. Son cosas que suceden en la vida, creo que todos metemos la gamba alguna vez, y ese día la metí yo.
Hoy toca vivir una nueva experiencia, y solo espero que todo cuadre tal como se ha pactado y no sucedan nuevas situaciones indeseables.
Seguiremos...
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