Esta ha sido una semana muy apretada, con demasiadas tareas que me han supuesto un desgaste adicional de energía. En esta ocasión, Antonio y yo no nos hemos puesto de acuerdo en la ruta a realizar. A Antonio le habían hablado de una carretera que lleva a Santa María de Trassierra, pero yo no tenía el cuerpo preparado para tan largo recorrido. Propuse poner en común algún recorrido más corto, pero no ha cuadrado, así que Antonio, supongo, habrá hecho el que tenía previsto, y yo, que me iba a quedar en casa descansando, in extremis, decidí tomar rumbo hacia Villamartín. Trabajando en mantenimiento en los hospitales, coincidí con un compañero que era de Villamartín, pero desgraciadamente en uno de esos cambios de móvil perdí su teléfono, y me aventuré a lo que la magia de la vida previera. El caso es que he ido y he vuelto, pero no le he visto, pregunté en dos ocasiones y era como buscar una aguja en un pajar, Villamartín es muy grande.
La ruta en sí no tiene nada de interesante desde el punto de vista motero, tengo que reconocerlo, muchas rectas, pocas curvas, y las que hay no divierten. He encontrado mucho tráfico, debido al comienzo de un puente, y no ha faltado un viento racheado lateral de bastante intensidad que me ha acompañado todo el tiempo que ha durado la vuelta. Al salir de Morón de la Frontera me detuve en un surtidor para llenar el depósito y dijo el señor mayor que atendía en la gasolinera: "Mal día para ir en moto", y le doy toda la razón.
Como no había quedado con nadie, me he tomado la licencia de salir un poco más tarde, he ido con menos prisas. Partí algo pasada las nueve de la mañana, tomé la A-4 dirección Sevilla para desviarme por SE-40 hacia Utrera completando ese trayecto por A-376.
Después por A-375 paso junto a El Coronil, Montellano y Puerto Serrano, para desviarme por A-384 hasta alcanzar Villamartín. Me adentré en ésta localidad, hice una paradita, estiré las piernas, tomé la que parecía una calle principal y continué hasta llegar a una rotonda que representa la fachada de una hacienda, en la que se se han fabricado en metal a varias personas en tareas de labranza, y ganado pastando. Hice algunas fotos, pregunté un par de veces por si alguien, con los pocos datos que les podía ofrecer acerca de aquel compañero de trabajo, me pudiera dar algún norte, pero no fue así, por lo que decidí comenzar la vuelta.
En un principio deshice el camino andado por A-384 y parte del que había transitado por A-375, y a la altura de Montellano me desvié por A-361 hacia Morón de la Frontera. Este es el tramo más divertido de esta ruta, una carretera más cercana a cualquier carretera de montaña, subidas, bajadas y muchas curvas.
Una vez en Morón de la Frontera me desvié hacia Alcalá de Guadaira por A-360, y enlacé con SE-40, de nuevo, para desembocar en A-4 a escasos 3 kilómetros de la urbanización. A las 12:30 h ya estaba en casa.
Conclusión: hoy no estaba físicamente y mentalmente en el mejor momento para viajar en moto, la ruta no me ha satisfecho como casi siempre lo hace, y el denso tráfico, así como el violento viento que azotaba la moto, terminaron de completar la faena. La próxima vez debe ser mejor. ¡Pasen un buen día!
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