Por qué no se debe ser de un
partido político, pues porque se llega a confundir, como dicen algunos:
pertenezco a tal o cual partido, milito en tal o cual otro y desde ese momento
la persona condena la objetividad y su opinión particular, se anulan para mostrar
la subjetividad acordada previamente como ideología de partido. Desde ese
momento en que se adopta el contenido de la ideología como pensamiento propio, en
muchas ocasiones se tendrán que reprimir las observaciones personales, porque
pudieran chocar con la dirección marcada e impuesta a sus adeptos y defensores.
Esta represión y cierre hacia lo que pueden aportar los demás porque estos, tal
vez, defienden otras posturas políticas y está mal visto apoyarles por el mero
hecho de la ideología, desde mi punto de vista nos ancla en el momento de la
lucha de ideas y nos retrasa el desarrollo de la planificación social.
El hombre lucha en su deseo de
llegar a ser o sentirse libre, pero militar en un partido es una forma de
perder parte de esa libertad a la que se aspira, porque ya no puedes expresar
libremente lo que piensas cuando se aparta de la filosofía de tu partido. Es en
esos momentos que tienes que reprimir lo que de natural es tuyo y, quien sabe
lo que se podría conseguir para el
bienestar de todos de haber seguido tu propuesta. Esto lo digo, porque he
vivido en primera persona una experiencia en las que un día le hablé a unas
personas de algo que iba a hacer y les pareció muy bien el objetivo que se pretendía
con aquella acción, y al día siguiente cuando debían apoyar la causa, que era
la misma, se negaron a apoyarla argumentando que era iniciativa, o una acción
apoyada o compartida por otra fuerza política. Desde aquel momento, ya no les
parecía la causa tan loable, solo porque pensaban que había otro partido
político detrás, aunque lo que se pedía para la ciudadanía seguía siendo tan
beneficioso como el día anterior.
Comprenden como se pueden poner
trabas al desarrollo de diferentes planes si las personas no son capaces de actuar
desde la libertad de expresión y pensamiento, vemos por tanto, que pertenecer a
un partido político es dejar que te secuestren esa libertad de opinión y como
consecuencia tu objetividad se torna en subjetividad corporativa en defensa de
objetivos que a veces coincidirán con tus sentimientos, voy a llamarlo así porque
al final es lo que va a tirar para que no decaiga tu motivación para conseguir
el fin, pero que en otros muchos casos es simple imposición a la que tendrás
que someterte, a pesar de que a todo este juego se le de el nombre de juego
democrático.
A un partido político se ingresa
por una afinidad ideológica, como medio para poder hacer algo por los
ciudadanos, esta es la versión más puritana del asunto, pero la realidad, al
menos de las altas esferas de la política parece ser algo diferente. Es ahí
donde se encuentran las filas de frente con el poder, o bien las fuerzas
ocultas te lo ponen a la mano para que hagan lo que aquellas fuerzas desean. Es
entonces cuando se acaban las ideologías para ejecutar el plan de los bancos,
de los mercados, del club Bilderberg, etc., y como los señores, aparentemente
gobernantes, llevan su vida reprimiendo su libertad de pensamiento, expresión y
acto, pues le cuesta bien poco volverlo a hacer para que imperen los dictados
de los poderosos, mientras que aquello les está rentando millones en sus
cuentas nacionales o en los paraísos fiscales, pues casi todos los políticos de
élite las tienen.
Este es el breve repaso de lo que
para mí es esa subyugación a la ideología de terceros, dejando la libertad propia
en manos de la imposición corporativa, aunque no sea para bien.
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