En la política
casi todo es mentira. Cuanto más informan, más comprendo que tienen montando un
tinglado para ejercer el control y manipular las Instituciones. Cuando llega
una fuerza política al poder, reparte a su personal por los altos puestos de la
Administración. También nombran a jueces, fiscales, miembros del Tribunal de
Cuentas y cuantos asesores creen oportunos. Se fijan, ellos mismos, sus sueldos
y se otorgan, además de ciertos o muchos privilegios, el grado de transparencia
u opacidad conveniente para su gestión.
Poco a poco
van perdiendo de vista al ciudadano, excepto en los periodos inmediatos y
anteriores a las elecciones, así como en los que se nos requieren los pagos que
han establecidos en los términos que ellos creen oportunos.
Son como una
legión de hormigas con una labor precisa: buscar dinero para completar las
subvenciones públicas que van a recibir. Por lo que se pasan toda la
legislatura haciendo negocio, adjudicando trabajos mediante concursos públicos
y cobrando comisiones.
Su objetivo
principal, conforme se ve en la confrontación continua, es volver a rivalidar
el título de ganador en las siguientes elecciones. Se llevan toda la
legislatura insultándose los unos a los otros, en un bochornoso espectáculo
parlamentario. Mientras hacen esto, los verdaderos problemas del país, que son
los mismos que terminan repercutiendo a los ciudadanos, no se resuelven. Las
soluciones no llegan, los dineros llegan de Europa para unos fines y se desvían
o se pierden.
El trabajo es
la necesidad más perentoria que padecemos muchos ciudadanos. Hay cerca de dos
millones de personas, parados de larga duración, sin ingresos. Cada día hay más
familias con todos sus miembros en paro. Para el Gobierno, los hijos mayores de
veinticinco años son invisibles; no son
carga familiar, no comen, no se visten, etc. Dicen que los puestos de trabajo
son responsabilidad de los empresarios, pero a estos les interesa que haya
mucha demanda de empleo, pues de esa forma, ofrecen las condiciones que les
vengan en gana. Los empleos cada día son más precarios, temporales y con ridículos
salarios.
Todo esto le
debe importar un comino al Gobierno. No les oigo proponer un plan de industrialización.
Solo quieren vivir del dinero que viene de Europa, pero de políticas expansivas
y de crecimiento, no se oye nada. Los políticos no proyectan una sociedad, no
saben hacerlo. Los políticos no trabajan de verdad para conseguir una sociedad
moderna, industrializada, con tecnología puntera, con un nivel avanzado de
investigación, etc. Los políticos hacen las políticas que los grandes
empresarios y banqueros les dejan hacer, porque viven de sus créditos, de sus “donativos”
y de todos esos negocios que hacen con los poderosos.
Todos dicen
que en la empresa privada ganarían más. A ninguno se les ve partirse la cara
por solucionar los problemas de los ciudadanos. En el centro de sus
exposiciones no están esos problemas: desempleo, desahucios, etc., sino que
ayudan con sus políticas a que sucedan. Si todos ganarían más en la privada,
¿por qué no se van?
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