Hace varios
años que el político, catalán, Pasqual Maragall dijo en sede parlamentaria que
el problema de CIU era el 3% que cobraba de cada adjudicación. La Generalitat
fue presidida durante más de veinte años por Jordi Pujol, quién declaró hace un
año que tenía una gran cantidad de dinero negro en paraísos fiscales. Artur Mas
está en una situación parecida y, aunque, Pujol por el puesto que presidía
tenía que estar al tanto de lo que sucedía con las adjudicaciones, no dijo nada
al respecto, pero ambos han evitado inculparse mutuamente.
Todo lo
ocurrido fue puesto de manifiesto en el año 2005 por Maragall y, casualmente,
hasta ayer no se movieron los cuerpos de la seguridad del Estado para hacer un
registro y tratar de llevarse documentos que prueben algo al respecto. Supongo
que las pruebas ya han debido de subsanarse o maquillarse, pues desde el 2005
ha habido tiempo para ello.
Otros dicen
que el revuelo se ha efectuado para manipular la intención de voto en las
elecciones catalanas del próximo 27 de Septiembre. Seguramente, hay un poco de
todo lo que están manifestando las diversas partes, pero la verdad es que hay
personajes de la política catalana que se han enriquecido milagrosamente. Todos
argumentan, descaradamente, que el dinero proviene de sendas herencias, que
casualmente se las han dejado en paraísos fiscales.
La justicia ha
tenido mucho tiempo para indagar y no ha hecho nada. Cuando la justicia es
lenta no es justicia o, es como si no la hubiera. Si la justicia actúa de esta
forma pocas pistas encontrará, lo normal es que ya hayan quitado de en medio todo
lo que les implique.
Una vez más,
vemos los ciudadanos que hay un apaño entre políticos y jueces, que provoca que
la justicia no funcione sino que da lugar a simulacros como el que sucedió ayer.
Para el 3% denunciado en 2005, se han necesitado diez años, ¿realmente, cree
alguien que esto es serio y que van a encontrar algo?
Pujol dijo,
hace un año, tener dinero sin declarar en Andorra. Dinero por el que ha
estafado al fisco español durante treinta y cuatro años. Y, de momento, no ha
pasado nada de nada. Se le ha permitido decir lo que ha querido en el
parlamento catalán, acusar, regañar y hasta amenazar si se le dejaba caer. Dijo
algo así como que si se dejaba caer una rama del árbol, caería el árbol. “Habló
como Jesucristo, usando una parábola”. Esto es a lo que nos tienen
acostumbrados, ellos saben que hay una trama de corrupción en el sistema y cuando
llega la hora de dar la cara, amenazan. Los demás que están involucrados de
alguna manera, callan y los procesos se dilatan en el tiempo, no se devuelven
los dineros robados o estafados, siguen siendo ricos y continúan en libertad.
Aunque el
culpable lo ha confesado, ¿qué se necesitan otros diez años para que la
justicia vaya a por él y toda su trama? ¡Y que entre todos estemos manteniendo
a todos estos golfos, tiene huevos!
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