Los políticos
se han acostumbrado a doblegar la voluntad de la ciudadanía, del mismo modo
hacen con el lenguaje y las comunicaciones, pero como han cogido la moda de
decir que el pueblo ha hablado y que lo que hemos dicho es que queremos
gobierno de izquierdas y de progreso, hagamos un esfuerzo con un sentido más
democrático y menos manipulado de lo que salió de las urnas.
Como punto de
partida, y aunque no estoy de acuerdo con la ley electoral injusta y antidemocrática
establecida, voy a partir de los datos actuales de escaños obtenidos en las
últimas elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril de 2019. En ellas
los principales partidos obtuvieron los siguientes escaños en el Congreso de
los Diputados:
PSOE 123
escaños, PP 66 escaños, C’s 57 escaños, UP 42 escaños, VOX 24 escaños, ERC 15
escaños, JxCAT 7 escaños, PNV 6 escaños, EH Bildu 4 escaños, CCa-PNC 2 escaños,
Na+ 2 escaños, COMPROMÍS 1 escaño y PRC 1 escaño. Pueden comprobarlo, salvo
error, esos son los 350 escaños que ocupan el Congreso de los Diputados.
Si ahora
calculamos cuál es el tanto por ciento que el total de escaños de cada partido
representa con respecto al total de 350 escaños:
PSOE 35,14%,
PP 18,85%, C’s 16,33%, UP 12%, VOX 6,85%, ERC 4,28%, JxCAT 2%, PNV 1,71%, EH Bildu
1,14%, CCa-PNC 0,57%, Na+ 0,57%, COMPROMÍS 0,28% y PRC 0,28%.
El actual
Gobierno en funciones tiene diecisiete miembros incluido el Presidente. Si
ahora el tanto por ciento anterior que obtuvimos, el que corresponde al número
de escaños de cada partido en la composición de los 350 Diputados, se aplicase
a los diecisiete miembros que han de formar el nuevo Gobierno, se obtendría la
siguiente composición:
PSOE 6
miembros, PP 3 miembros, C’s 3 miembros, UP 2 miembros, VOX 1 miembro, ERC 1
miembro y JxCAT 1 miembro.
Esa sería la
representación más plural y próxima a lo que ha dicho el pueblo, así que no
sigan los políticos engañándonos. De entre todos los miembros del Gobierno que
se pongan de acuerdo y elijan a uno que haga las funciones de Presidente, o si
quieren por tener un mayor número de miembros que el Presidente tenga que ser
de esa formación. Pequeños matices se pueden acordar entre todos, pero que la
democracia no siga siendo el arte de dejar fuera a los que no interesan que
estén. La democracia debe ser el sistema que se las ingenia para dar cabida a
cuanta más representación elegida en las urnas mejor. Solo cuando los Gobiernos
sean plurales se podrán poner sobre la mesa medidas de todos los colores y
diferentes ideologías.
Cuando esta
gente coge un micrófono invierte y pervierte el sentido del sentido común. Sí,
eso es lo que hace la clase política, tergiversar el significado de los
términos, cambiar la letra o la música de la canción. En otros escritos he
realizado cálculos parecidos a estos, pero comenzando desde la razón y la
igualdad, obviando la fatídica ley D’hont, que tanto convienen a los dos grandes
partidos con todo ese cuento de las circunscripciones. Los resultados que se
obtienen son parecidos, pero no iguales. Siguen ganando los mayores, pero reduciendo
sus números al tiempo que aumentan los de las formaciones más humildes. Es este
caso, como ya dije al principio y para no liarla más, he partido del reparto de
escaños obtenido de las elecciones del 28 de abril, y que todos conocemos.
La próxima vez
que digan los graciosos interpretadores de la verdad que el pueblo ha hablado,
que sepan que el pueblo piensa que lo democrático es que lo salido de las urnas
se ha de reflejar fielmente, incluso, en la formación del Gobierno… ¿por qué no
se hace?, ¿por qué nos toman el pelo tan burdamente? Los porcentajes de votos no
deben significar una competición de partidos en la que el más votado hace un
gobierno anulando el resto de votos de la gente. El congreso de los diputados
ha de formar la misma amalgama de colores que debe formar el gobierno que se
obtenga de aquellas elecciones.
Los políticos
deben tener menos miedo a hacer política y más miedo a delinquir o a mentir.