Tenemos varias tele basuras en
las que la gente no para de echar mierda para los lados, o mejor dicho, para
todos los lados. Tenemos una televisión pésima, llena de espacios de este tipo
para entretener y poner a la gente la cabeza a reventar. Hay cantidad de gente
comiendo de mascar y rumiar la misma mierda, una y otra vez. No aportan nada,
ni siquiera informativamente hablando, lo que no entiendo es cómo no comienzan
todos a vomitar en los platós de televisión o en los sets radiofónicos. Si toda
esa gente, más toda la que se lo traga, nos pusiéramos hombro con hombro a
hacer algo por el bien general, probablemente descubriríamos un progreso hasta
ahora negado por las confrontaciones y el tiempo perdido en las mismas.
Cada mañana tratan de hacernos
participe de la miseria política del país, basada en la mentira, en intereses
de poder y en la más pura corrupción que subyace detrás de casi cada movimiento
de los partidos políticos. Son cooperantes necesarios los medios de
comunicación presentados en cualquiera de los formatos conocidos. Pocos se rebelan
contra el falso orden de la división, de la confrontación, contra el método
bien calculado que nos distancia y nos clasifica en buenos y malos. No se
atreven a coger los micrófonos y oponerse a ese orden o imperio del poder
establecido e impuesto. Los presentadores son marionetas de los medios, no
llegan a ser personas porque su papel no puede ser, en ningún modo, debatir
como una persona más. No pueden tomar parte, no pueden expresarse desde quienes
son y lo que sienten, son simplemente marionetas de la información o la
desinformación.
Faltan personas humanas y sobran
autómatas con forma humana. Hay necesidad de justicia, de honestidad, de
humanidad y de amor. Hay exceso de egoísmo, de maldad, de avaricia, de falta de
respeto, de sinvergonzonería, de irresponsabilidad, etc. Como es lo que hay,
los medios no se libran de ello y, por supuesto, los partidos políticos,
tampoco. No hay gente preparada para guiarnos, por qué confiar en las primeras
caras que nos muestren las cámaras o los pósteres. Una sociedad diferente es
totalmente posible, ya lo he dicho en otras ocasiones, sigo sintiéndolo, de lo
contrario no lo mencionaría. Es totalmente realizable en mi cabeza y en mi
forma de actuar, y si alguien puede, todos podemos si quisiéramos, pero hay que
parar la lavadora de las ondas. Hay que desmarcarse de las frases hechas: “no
se puede cambiar nada”, “el hombre es así y siempre lo ha sido desde que se
conocen los primeros datos históricos”, “el hombre es egoísta por naturaleza”,
etc. Ya nos han lavado demasiado el cerebro desde que nacimos hasta la edad que
tenemos cada uno de nosotros, ¡hay que parar! Algunos se han dedicado a modelar
el barro de nuestros cerebros para conseguir el fin que a esas personas les ha
interesado. Ellos sí han podido tener el mundo que soñaron, pero no quieren que
nosotros podamos soñar con el nuestro. Nos cercenaron la capacidad de imaginar,
de empoderarnos, de unirnos e ir en busca de nuestro mundo ideal, que no es
otro que el de la gente con valores humanos. Solo con este condimento añadido a
la vida, se solucionan todos los problemas existentes en el mundo. ¿Qué justifica
que haya guerras o que la gente muera de hambre?, ¿qué justifica que haya unos
pocos poderosos que tengan en sus manos casi toda la riqueza del Planeta y el
resto seamos pobres?, ¿qué justifica que algunos actúen con tanta maldad hacia
sus semejantes?
Esa misma lucha es mantenida a
diario por los medios que llevan a invitados para enfrentarlos, para
provocarlos con sus preguntas, pero no para pedirles de buenas maneras que se
unan, que pongan soluciones sobre la mesa para solucionar problemas que sufren
las gentes. ¿Por qué no preguntan a los representantes de las fuerza políticas:
cómo acabaría usted con el desempleo?, por ejemplo. Y al de al lado: ¿estaría
dispuesto su partido a ayudar a llevar a cabo esa medida propuesta por ese otro
partido?, la respuesta del sistema es conocida: es propuesta del “enemigo”, así
que aunque fuere buena para la población… no la apoyarán. Ese camino elegido y
programado por los “informáticos” del sistema, nos conduce a la lucha
constante, a la dispersión de las fuerzas, a la clasificación y al
distanciamiento, nunca nos llevará a la unidad y a la solución de los
problemas.
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