Imagen: www.levante-emv.com
Hay que ver
cómo han dejado las gentes las playas donde celebraron la noche de San Juan. En
las imágenes retransmitidas por televisión, hemos podido ver algunas playas que
en lugar de dejar ver la arena fina y rubia, vimos miles de bolsas de plástico,
vasos, botellas y demás porquerías que los puercos dejaron abandonados cuando
su estado de irresponsabilidad, embriaguez y poca vergüenza, seguramente,
alcanzaba las mayores cotas.
Es lo mismo
que sucede cuando un puñado de jóvenes se apalancan en un rincón de la ciudad y
celebran uno de esos botellones. El resultado es el mismo, aceras
intransitables, vasos, botellas, bolsas de plástico, cristales, manchas de
alcohol por todos lados y olores nauseabundos. Despreocupación absoluta, que
después vendrá una cuadrilla a recoger las toneladas de basuras que los incívicos
ciudadanos olvidaron de recoger, que no es otra que su propia basura. Esos
ineducados provocan gastos innecesarios que podrían haberse evitados si ellos
no se hubieran desmadrados.
Dónde están
las autoridades para dar sentido a todo esto. Por qué no hay orden de
identificar a todos los asistentes, después se les deja hacer, y al día
siguiente cuando se recoja toda la mierda y se pueda hacer una valoración del
coste, se les reparte en forma de sanción obligatoria de pago a cada uno de los
asistentes. Cuando sepan cómo va esto, o recogen sus restos o las personas
responsables dejarán de aparecer donde estén los cafres incívicos. Lo que no
puede seguir sucediendo es que nada suceda, porque de esa forma se fomenta la
sociedad de la gente irresponsable, que es lo que está proliferando con la
dejación de las autoridades. Tú ensucias, tú limpias, o tú pagas para que otros
limpien… ¡ya está bien!
Ahora saltarán
los que para ellos vale todo si es un día. Vale molestar a todo el vecindario
porque es la semana de las tracas y los petardos. Vale que se corte todo el
tráfico y se cierren calles porque es tal o cual fiesta. Vale que no puedas
circular por una carretera porque es la romería de tal o cual Virgen. Hay un
principio que si estuviéramos educados en él, solventaría muchos dolores de
cabeza, malestares de todo tipo, broncas, mal entendidos, etc., es el respeto
hacia los otros. Nadie tiene derecho a molestar al de al lado, pero hay
cantidad de gente que se cree con todo el derecho de hacer lo que desee porque,
como dicen, están su casa, pero es que al lado vive otra familia. Tú no puedes
poner la música a un nivel o volumen que moleste a tu vecino. Si te gusta
escuchar la música a un volumen alto, cómprate unos cascos inalámbricos y muévete
por tu casa sin molestar a nadie. Pongo este ejemplo por ser una causa
frecuente de incordio entre vecinos. Por qué tenemos que estar varias horas
todos los días escuchando la música del vecino. Que insonorice una habitación y
se reviente los oídos si quiere, que no es cuestión de prohibirle a nadie que
haga lo que quiera, pero siempre respetando la paz y el descanso del de al
lado.
Volviendo a la
mierda y la insensatez de toda esa porquería durante toda la noche en las
playas, ¿dónde está el cuidado del medio ambiente? Si el agua alcanzó bolsas de
plástico, cuántas pudieron ser arrastradas hacia dentro, hacia el mar. No
estamos preparados y por eso actuamos a nuestro nivel.
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