En el sistema
actual, la subida de los impuestos y el incremento del porcentaje en Seguridad
Social que deban abonar las empresas, provocan que el dinero circule sin
conocimiento de las autoridades fiscales. Si la gente y los empresarios
consideran que ya pagan demasiado con respecto a sus ingresos, van a tratar de
no declarar todo lo que puedan escamotear. Este principio de golfería está bien
instalado en nuestra sociedad, del mismo modo en toda la sociedad mundial.
Siempre que el dinero tenga dueños, éstos van a tratar de pagar cuanto menos
mejor, porque de ese modo se aseguran tener más para sus necesidades y
caprichos.
Tal vez,
recaudar más no sea consecuencia directa del incremento de los porcentajes de
las contribuciones de los ciudadanos y empresas, puesto, como dije antes,
tratarán de quitar de en medio todo cuanto puedan. Quizás, haya que ejercer un
mejor control del movimiento de los dineros, de las inversiones y los
beneficios, así como habilitar una forma de vigilancia más cercana y estricta
de los movimientos monetarios. El problema, como sabemos, es que el dinero se
mueve fuera del conocimiento de la Administración, porque incluso individuos de
la Administración han inventado y medio autorizado ciertos circuitos por los
que pueden moverse los dineros, burlando la acción de los entes que debieran registrarlo;
a ver si no qué hicieron Rato, el Ministro Soria, Zaplana y otros muchos,
casualmente en la última hornada, todos del PP. Ellos saben mucho de este arte
de esconder el dinero, o sea, de estafar al Estado español, a pesar de haber
llevado durante años banderitas españolas en sus muñecas. Incluso habiendo
tratado de dar la imagen de españolitos ejemplares, grandes patriotas, modelos
de decencia y honestidad ante los medios de comunicación, atreviéndose muchos
de ellos a dar lecciones en público de la línea recta ejemplar en la que nos
tendríamos que mirar… y mira por dónde salieron casi todos. Manejaban mucho
dinero y en lugar de cumplir como ciudadanos decentes con su país, prefirieron
casi todos llevarse sus dineros fuera de España, allá donde el fisco no supiera
nada de ellos.
Estoy
convencido que la única manera de acabar con todo el fraude, tanto particular
como empresarial es mediante la supresión del dinero físico. Todos siguen teniendo
su dinero, el que tengan, en estos momentos legalmente registrado, en las
cuentas bancarias o declarado a Hacienda por algún modo legal, pero en forma de
unos dígitos contables. A partir de ahí, pagos únicamente mediante tarjeta
bancaria y todos los movimientos que se produzcan en sus cuentas deben estar,
al mismo tiempo, observados y comprobados por Hacienda. Yo diría, que al mismo
tiempo que se producen los movimientos contables en las entidades bancarias,
deban registrarse en Hacienda. Sería como llevar una contabilidad doble e igual
de todas las transacciones comerciales, ejecutivas, laborales, etc. Mensualmente
Hacienda debe cotejar sus datos con los que muestren las cuentas de los bancos,
y todo debe cuadrar al céntimo.
Creo que solo
si desaparece el dinero físico, se podrá controlar el caos de dinero negro
actual. Eso sí, siempre que no se amañen las cuentas y los inspectores fiscales
no se presten a sobornos. Ya sé, no les van a dar dinero físico porque no
existirá, pero puede llegar a ser más ficticio y al mismo tiempo fácil… solo
hay que modificar contablemente o añadir una cifra con un ordenador en la
cuenta del inspector de turno. Seguro que las mentes perversas inventarían la
forma de seguir burlando la legalidad, y no tardarían mucho en hacerlo. Hay
individuos con mucha maldad en sus mentes, con tal de ser diferentes a los
demás, con tal de sentirse más exclusivos, con tal de marcar distancia con los
otros. Hay muchas gentes que ven mal la igualdad, rápidamente acude a sus
mentes la idea de que se desea implantar un no sé qué comunista… ven el halo
comunista flotando sobre la sociedad y se descomponen. No hay que llamarle
comunista ni de ninguna otra manera, se trata de igualdad de oportunidades para
vivir dignamente. Se trata de ayudar a los más rezagados, a los que, tal vez,
tengan menos capacidades o tuvieron menos oportunidades debido a sus
circunstancias familiares y personales. Se trata de avanzar todos juntos,
aunque esto pueda sonarle a muchos como un sueño, y que lo califiquen como quieran.
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