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EL DEL PISO DE ENFRENTE... ¡CONTENTÍSIMO!
Ayer domingo
los niños pudieron salir de sus casas con ciertas restricciones dictadas por el
Gobierno, supuestamente aconsejadas por los técnicos sanitarios, pero el
resultado que pudimos ver en imágenes de los informativos de televisión es que
muchos padres no estuvieron a la altura de las circunstancias, dejaban que los
niños y ellos mismos se reunieran, sin respetar las distancias de seguridad,
con otros niños u otros adultos. Al mismo tiempo, muchas imágenes, en grandes
ciudades, nos dejaban bien claro que en ciertas calles, paseos o parques, se
formaron auténticas aglomeraciones de personas que transitaban como antes de la
crisis del coronavirus, así que no sabremos las consecuencias hasta dentro de
un par de semanas. Pero si eso no ha sido suficiente, y como ya he dicho en
escritos anteriores, la sociedad se ha puesto en modo efervescente, hablan de
desconfinar a los adultos el próximo sábado, o sea, que a la vuelta de diez
días estamos todos trabajando porque hay que producir y generar dinero, el
fútbol aprieta, y las Comunidades Autónomas también con la explotación del
turismo de cara al buen tiempo, verano, etc. Algunos ya han debido de haberse
pronunciado, y por lo bajini, ha debido decir que ya está bien, que económicamente
caemos en picado y que muera todo el que tenga que morir, pero que las empresas
no pueden más y que los empresarios necesitan ganar dinero. Claro, y ante la
incapacidad de pensar, quebrarse la cabeza e idear un sistema diferente, aunque
pudiera parecer una locura, pues… ¡hala!, todos a mezclarnos, a arrebujarnos y
que pase lo que tenga que pasar.
Para algunos
ha debido ser muy duro lo del confinamiento, estoy seguro de ello, hay gente
que vive todo el día en la calle, en los bares, de tertulia vecinal en
tertulia, y esas personas encerradas con su familia, o con ellos mismos si es
que viven solas, debe ser muy duro. Sin embargo, otros no se han privado de
nada, aunque sea a costa de molestar a sus vecinos, una vida en los balcones
con música incluida, en muchas ocasiones a plena voz, bien alto el volumen,
haciendo participes a todos los que se alegraban del ritmo que se le ocurriera
lanzar a los cuatro vientos, pero también metiendo los ruidos en las casas de
aquellos que deseaban estar tranquilos, leyendo, escuchando la tele, viendo una
peli o simplemente hablando con su compañero o pareja. Los animales han seguido
manifestándose en la crisis, como no puede ser de otro modo, porque el que es
animal e irrespetuoso con los demás, también lo sigue siendo en estos momentos,
sobretodo, cuando se cree con un derecho que se auto asigna él mismo.
En unos días
vamos a estar todos por las calles, como si aquí nada hubiera sucedido, a pesar
de los miles de muertos que hemos sufrido. A pesar del tío de la música dando
por el culo a la vecindad. A pesar de todos esos que no respetaron la orden de
estar aislados y salieron cada día, sin motivo justificado, a hacer lo suyo,
correr, montar en bici, en moto, en coche, ir a llevar la basura a cinco
kilómetros de su casa, alquilar perros para poder salir a dar un paseo. A pesar
de que la norma haya sido muy restrictiva para algunos y un cachondeo para
otros. En ese punto, que cada uno se vea a sí mismo y se incluya en un bando u
otro, su nivel de conciencia y responsabilidad es el que lo ha hecho ser de los
que han respetado las normas, se han respetado a sí mismos y han respetado a
los demás o, bien, fueron de los que ponían en peligro a los demás, bien porque
pudieran estar infectados sin saberlo, bien porque al moverse de un lado por
otro, podían llevar a sus casas lo que no tenían en ellas.
Así que esto
toca a su fin de momento. Los de las cifras, si no las maquillan, ya nos dirán próximamente,
si vamos para arriba de nuevo, o si esto se contiene y podemos seguir con la
fiesta… ¡alegría, alegría!
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