Imagen: www.economiahoy.mx
Un líder, de
unos Estados tan influyentes e importantes en el mundo, no puede andar por ahí
diciendo que la solución para combatir el coronavirus es inyectarse gel anti desinfectante…
¡a dónde vamos a llegar! Cuando ha sido criticado por toda la comunidad
sanitaria, rectifica y argumenta que estaba hablando sarcásticamente.
Sin embargo,
hay algo por ahí a lo que la misma comunidad sanitaria se niega siquiera a
probar debido a la rigidez de las normas, que podría estar salvando vidas, al
menos en mi opinión, y no que quiera dar falsas esperanzas o que pretenda hacer
que algo sea llamado remedio milagroso, o cualquier otra sandez que se le pueda
ocurrir a quien fuese. Hace tiempo vi algunos videos y leí algunos artículos,
incluso algún libro sobre el uso terapéutico del dióxido de cloro, un producto
que se emplea para potabilizar agua. Lo cierto es que lo he utilizado desde
entonces en cuanto me he resfriado fuertemente y me ha bajado el constipado al
pecho, también se lo he dado a mi perro y al gato, en cuanto se les soltaba el
vientre, y lo que puedo decir es que todos sanábamos y que aquí estamos, o sea,
que el dióxido de cloro nos ha ayudado a ponernos bien y no nos ha matado o
provocado ninguna dolencia que pudiera ser considerada un efecto secundario.
No tengo
interés alguno en este producto, no estoy relacionado ni directa ni indirectamente
con su venta, producción, etc., pero quisiera añadir algo ahora que las
noticias van llevando los inicios del coronavirus hasta enero o febrero.
Recuerdo que por esas fechas, yo estaba en el instituto y varias personas
comenzamos a experimentar lo que parecía un resfriado que atacaba al pecho, yo
diría que con malaleche, y yo no lo dudé, me preparé mi botella de agua con
varias gotas de dióxido de cloro y lo tomaba día y noche, al cabo de varios
días aquello acabó, ¿era algo parecido al coronavirus?, no lo sé y quizás nunca
se sepa.
Que ésta, que
es mi experiencia personal, la quieren considerar las autoridades como feak
news, por conveniencia, por miedo a experimentar, porque las autoridades se
niegan a ponerlo a prueba y, tal vez, salvar vidas, y con esto no queriendo
decir que no lo estén constantemente haciendo o tratando, pero que cuando hay
gente utilizando este producto desde hace años y observando los resultados, por
qué no son un poco más flexibles y cuando vean casos de esos que se les van los
enfermos, no lo intentan, no lo prueban. Si con los más graves da resultado,
supuestamente, imaginen lo que haría cuando se cogiera en fases más tempranas
de la enfermedad.
Ahora es
cuando llegamos al dilema << si uno está convencido de su uso y de sus
efectos beneficiosos y lo publica, lo comparte, como experiencia personal>>,
¿es libertad de expresión, o no? Creo que lo es rotundamente, se pongan como
quieran las autoridades, los políticos y todo el círculo de actores sociales.
Ellos pensarán que no vale para nada, esa es su opinión, y ésta, su libertad de
opinión, también esa postura puede privar a muchas personas de tener un posible
remedio, y que no digan que lo hacen por el bien del colectivo, porque entonces
habría que cuestionar su apoyo a que se venda tabaco o alcohol, que tanto daño
hacen. Hay cantidad de enfermedades provocadas por el tabaquismo y el alcohol.
Se produce un gasto enorme en sanidad para combatir los daños colaterales inducidos
por aquellos. Sin embargo, ahí están en establecimientos abiertos al público
para que puedan continuar consumiendo auténticos venenos.
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