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Algunos
compran verdaderas basuras a precio de basura. Algunas industrias aún no han
entendido que posicionarse competitivamente hablando no es ofrecer productos
sin calidad a precios súper bajos. La competitividad es ofrecer productos de
calidad a precios razonables, pero el coste de obtención del producto no puede
comprometer la calidad del mismo. En la industria siempre hay quienes se
quieren poner la medallita a costa de la calidad de los productos que van a ser
consumidos. Entra en juego la durabilidad del producto, hay que hacerlo más
frágil, menos duradero, y si no es posible se le dota de algún sistema que
simule el fin del producto aunque sus mecanismos internos sigan en perfecto
estado para rendir durante algunos años más (obsolescencia programada). Esto es
indigno, esas no son medidas profesionales sino comerciales, todos los que
actúan así no pretenden sentirse totalmente satisfechos de tener un gran
producto, sino que pretenden cifrar más a final de año. Ventas, mayores cifras
en ventas, sin importar lo que piensen los consumidores, o el engaño que sufren
cuando un servicio oficial, conocedor de la trampa que lleva equipada el
producto, le dice una y otra vez al cliente y usuario: “el producto ha dado
todo de sí, ya no tiene arreglo, no se puede reparar”, lo dice sabiendo que es
una patraña, que es un sistema electrónico que tenía la misión de permitir un
número de operaciones determinadas y programadas desde fábrica, pero que si
quisiera anular dicho sistema electrónico, la máquina volvería a trabajar casi
del mismo modo que lo hacía el primer día de vida.
Este fraude no
es analizado en talleres propios de la Administración para sancionar a aquellas
industrias que optan por esta forma de estafar a la población. Una vez más la
Administración no vela por la seguridad y bienestar de la población. Se permite
el juego que asegure el máximo nivel de negocio a costa de los de siempre, de
los consumidores. Al hacerlo las Administraciones, los gobiernos le hacen el
juego a esas industrias y son cómplices del mayor índice de contaminación
producido, tanto por la mayor actividad que supone la producción de más equipos
o productos, como por el mayor vertido, en las montañas de equipos inservibles
que se acumulan en cualquier rincón pobre del mundo. Vemos aquí un claro
ejemplo de polución y contaminación de suelos, aires y un mayor consumo de
recursos de todo tipo para fabricar más y poder sustituir equipos o productos
que todavía podían seguir siendo útiles algunos años.
No hay gente
responsable ni al mando de las industrias, ni en los gobiernos del mundo. Entre
todos están llegando al punto de desequilibrio ambiental mundial, menos mal que
con la crisis del coronavirus y el menor movimiento del tráfico rodado, así
como la menor actividad industrial, el aire se está regenerando, igual todo
obedece al acuerdo de agenda 2030 climática. Igual se han inventado el virus
este para dar un descanso al medioambiente, ¿quién sabe?, pero el elevado
número de muertes indica que lo que quiera que tramaran se les ha ido de las
manos. Tú puedes crear la criatura, pero si la dejas salir de su confinamiento
en el laboratorio, no se puede prever al cien por cien el comportamiento fuera
de las cajas Petri y los microscopios.
De hecho
muchos médicos dicen que el virus en sí, aislado, no debiera provocar más que
un resfriado, si quieres un tipo de gripe, pero la carga viral acumulada, del
continuo contagio por estar en contacto con otros focos y otras personas
infectadas, se va multiplicando hasta que te puede provocar la muerte, como así
está sucediendo a miles de personas. Quizás si no se hubiera permitido el juego
sucio industrial al que antes me refería, y no se hubiera permitido contaminar
a la industria conforme ha querido durante años, todo hubiera ido algo más
lentamente, pero hubiéramos evitado este nivel de toxicidad mundial y, tal vez,
a nadie se le hubiera ocurrido jugar en el laboratorio para perturbar la paz
mundial. Antes hacían la guerra mundial con armas y bombas asesinas, ahora la
mente asesina sigue creando a otro nivel más sutil y sin autores conocidos, sin
uniformes…, esta vez le toca hacer negocio a la industria farmacéutica, casi
siempre ha sido la militar, aunque constantemente hay daños y personas que lo
sufren, cuando se da esto, de alguna forma coge cacho la industria del
medicamento. Entre poderosos anda el juego, pero a qué están jugando.
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