Aunque estemos
en el siglo XXI, nuestra sociedad que tanto lucha por la igualdad de género,
mantiene en su seno la mayor jerarquía machista de la historia de la humanidad,
me refiero a la jerarquía eclesiástica. En la Iglesia, no es lo mismo ser
hombre que ser mujer, unos pueden oficiar misas para los fieles y las otras, no.
Hay obispos pero no obispas. Hay Papas hombres, pero no Papas mujeres. Las
monjas están relegadas a los conventos, la clausura, hacer dulces, cuidar de
los enfermos, dar clases, etc. Sin embargo, las labores de dirección del orden
religioso, está en manos de los hombres de la Iglesia. Sobre esto no se
levantan protestas, del modo que se realizan en todos los demás entornos de la
vida. Debe ser que a las féminas no les interesa este apartado, lo profesan
poco, está desfasado, o algo de todo esto.
Desfasado
está, esto es indudable, cada día la gente es menos practicante y se encuentra
menos vinculada a la religión. La gente está en sus preocupaciones diarias, en
sus trabajos, los niños, las escuelas, la familia, la compra, la limpieza, la
comida, pagar sus facturas, etc., y casi no hay pensamientos para los rezos y
toda esa parafernalia. La gente es pragmática, y está en lo que está, en esas
preocupaciones que he enumerado, no está a la espera de un trozo de cielo que
le esté reservado si sus actos son los adecuados. No hay una gloria celestial
por la que haya que sacrificarse toda la vida, y muchos no creemos que haya
ningún Padre velando por la humanidad. Tan solo hay que ver lo que sucede, y
todo cuanto padecen algunas criaturas, para entender la incompatibilidad con
todo lo que nos vendieron desde nuestra infancia.
La Enseñanza
recibida nos ha atemorizado de algún modo. El Dios que juzga y castiga nuestros
actos. El Dios que nadie ha visto, pero en el que hay que creer a ciegas, pues
la Fe consiste en eso. Cuando eres niño/a y te dicen estas cosas, te visten de
marinerito si eres niño, y con un traje parecido al de novia si eres niña, te
llevan a la Iglesia, te dicen que es un día muy importante en tu vida, y tú
unes tus manitas, con aquel rosario y tu libro de estampitas de primera
comunión, ¡joder! todo ese boato te marca en esa edad. Cuando naciste, sin
decidir tú, te bautizaron, celebración, gastos y propina para el cura. En la
comunión otro tanto, y así… hasta que vas y te casas, de nuevo estrenas traje,
gastas, haces un convite, recibes regalos, dinero y pagas al cura. ¡Por todo lo
que hemos pasado! la culpa es nuestra, fuimos educados en una falta absoluta de
criterio propio. Nadie nos enseñó a pensar por nosotros mismos, y nadie nos
educó para sentirnos libres, sino adoctrinados.
¡Vaya
invento!, ya se sostiene en pie desde hace algunos siglos, pero sigue siendo
una doctrina rancia, no evoluciona, no se moderniza y no acoge bien las medidas
de igualdad a las que al principio me referí, el hombre y la mujer en la
Iglesia tienen papeles diferentes, son diferentes, aunque todos deban cumplir
medidas absurdas y antinaturales como el celibato. Así tienen el peligro que
tienen cuando se relacionan con chicos y chicas. Trascienden demasiados casos
de sacerdotes que abusan y han abusado de los más pequeños. ¿Dónde está el bien
y el mal que ellos venden desde los altares?, ¿están perturbados?, ¡ah, su Dios
lo permite! Claro, Dios no estuvo atento, aquellos pequeños y pequeñas tenían
que pasar por el sadismo y el abuso de esos pervertidos.
Ya es hora de
desmontar toda esta mentira, y para empezar sería bueno que se le dejara de
subvencionar, así como que se le exigiera de la misma forma que al resto de los
mortales. ¡Qué paguen sus impuestos como lo hacemos todos!, ¡Qué no tengan
privilegios de ningún tipo!, y para terminar, que adoctrinen en sus casas, en lugares
específicos de culto, desvinculados totalmente de la vida pública del resto de
los ciudadanos.
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