¿Sería posible
que toda la izquierda del país se uniese en un programa común, que recogiera
los grandes temas de interés general, además de las particularidades de cada
uno? Todo podría tener cabida en un programa, si hubiera buena disposición para
que así fuera. Es la única forma en la que triunfaría la izquierda. Solo
tenemos que repasar los números de las anteriores elecciones y veremos que de
veintiocho millones y medio de votantes, siete millones y medio votaron PP, la
gran mayoría del resto de votantes se inclinaron por los partidos de izquierda.
Además es lo normal, la gran mayoría somos trabajadores, no somos empresarios,
ni banqueros, ni ricos, por tanto, nuestro voto natural es apoyar a las políticas
que más se aproximan a los ciudadanos y a sus problemas, o sea, políticas de
izquierda.
Ya me gustaría
no tener que hacer distinción entre un extremo y otro, pero de momento mientras
que los de derechas sigan protegiendo a los empresarios y a los ricos, a los
grupos inversores y demás especuladores, estén por la privatización de los
servicios públicos rentables, etc.; no nos queda otra que hacer la distinción
entre izquierda y derecha. Bueno sería que todo Gobierno solo quisiera, de
verdad, procurar el bienestar general de todos los ciudadanos, solucionar los
problemas que padecemos como: el desempleo, el trabajo precario, los
desahucios, el ridículo salario mínimo interprofesional, etc. Cuando eso
sucediera, justo desde ese instante, las siglas y los colores de partido se
relegarían a un segundo o tercer plano, pues todos podrían ponerse de acuerdo
para pactar un programa común con el que todos estarían conformes. Pero
desgraciadamente hay demasiados intereses partidistas y particulares. Hay
demasiados compromisos adquiridos con grupos de poder monetario, que
estrangulan la democracia del país y la buena voluntad que pudieran tener los
gobernantes. Al mismo tiempo, son estos incapaces de decirlo públicamente, no
tienen agallas para denunciarlo a todos los vientos. La voz la tienen
silenciada y no reconocen estar secuestrados y dirigidos por esos entes que
nadie vota en cada legislatura.
Aún se podría
evitar ir a nuevas elecciones, a PODEMOS le ha faltado una opción que no ha
tenido en cuenta en su compromiso hacia los inscritos, ¿por qué no han incluido
la opción de la abstención?, de esta manera la legislatura PSOE-C’s saldría
adelante, pero PODEMOS se mantendría en la oposición, votaría en el futuro lo
que le pareciera bien y lo que no lo tumbaría. No se quema al estar en segundo
plano, cosa que no podrían evitar tanto PSOE como C’s, dos políticas dispares
batallando en un primer plano, que seguramente desluciría, a la larga, a unos y
a otros.
No obstante,
creo que sería un mandato en el que se tendrían las manos atadas, pues por un
lado está la mayoría del PP en el Senado, y por otro lado está el techo de
acción impuesto por la Troika europea. Quiero decir, que grandes cambios son
imposibles, pues unos y otros lo impedirían, al menos que tuviéramos la
valentía de desobedecerles. Al llegar a este punto, volvemos a darnos cuenta
del error que es gobernar dependiendo de los grupos de inversión, de los
especuladores que prestan dinero y de no ser un país autosuficiente, pues,
sencillamente, te aprietan las tuercas, como le pasó a Grecia, que tras tener
todo el apoyo del pueblo por referéndum, Tsipras tuvo, por desgracia, que
echarse abajo los pantalones.
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