¿No tenéis la
sensación, cuando escucháis a alguien, de que lo que dice ya lo habéis oído en
la radio o en la tele? La gente comenta cosas, debate, repitiendo lo que otros
dicen y difunden por los medios, pero ¿cuántos expresan reflexiones propias?
Existe el
exagerado uso de “lo políticamente correcto”, que es lo que se permite, convirtiéndolo
en lo que se deba repetir, al tiempo que cala en la gente. Algunos dicen que
les han lavado el cerebro, o sea, que los medios se han apropiado de la mente
de esa gente, a la que han convertido en repetidor del mantra permitido.
Debemos pensar
por nosotros mismos, explorar otras vías, abrir otros caminos y experimentar,
porque estamos en todo nuestro derecho a hacerlo. Nadie nos tiene que prohibir
que tengamos criterios personales, ¡en eso si nos quieren unidos y uniformes!,
les molesta que exista la diversidad de opinión, la inteligencia puesta al
servicio del progreso social, de la crítica, la denuncia y la movilización.
En eso nos
quieren ver, y si vislumbran el menor ápice de auto conducta inteligente, sacan
leyes para reprimir ese comportamiento. Ellos prefieren que no pensemos, sino
que nos arrastremos por la senda convenida por los dirigentes y los poderes a
la sombra. Cualquier ser que piense, se da cuenta y denuncia la mentira, la
manipulación y la opresión, disfrazadas de democracia social. Cualquiera puede
ver el negocio que tienen montado, la inversión de las posiciones de poder, y
el ninguneo que sufrimos los ciudadanos, considerados simples colaboradores
necesarios para aportar riqueza al sistema. Una riqueza que no se distribuye
por igual, y que sirve para hacer negocios de los que se deriven comisiones, de
las que se beneficia gente muy determinada que engrosa su patrimonio, el de sus
amigos y familiares, además de las cuentas que tienen en los paraísos fiscales.
¡Si es que no hay más!
¿No se podría haber
industrializado el país con todo el dinero mal empleado, robado y/o saqueado
desde la transición tras la muerte de Franco? Claro que sí, pero los que nos
han gobernado han hecho cosas, ¡no faltaría más!, aunque mucha pasta se ha
perdido o desviado hacia asuntos que nada tienen que ver con las necesidades,
problemas y progreso de nuestra sociedad. Por tanto, hay responsables de la
miseria, de las crisis, de la corrupción, de los robos y de que nos encontremos
estancados: industrialmente, en educación, en sanidad, en investigación, en
tecnología, etc. Esos responsables han estado ocupando cargos públicos mientras
se dedicaban a otras labores ajenas a su función pública, y tienen nombres y
apellidos, gente a la que se le debería estar cayendo la cara de vergüenza. Con
lo que es de todos, con ese potencial tan fabuloso, se pueden hacer cosas
maravillosas cuando la mente es limpia y el corazón honesto. Cada día que pasa,
es un día perdido en ejecutar un formidable proyecto que de soluciones a los
problemas reales de todos nosotros, ¡para eso tenemos un Estado!, no para hacer
negocios de armas, ayudar a hacer guerras, dejar morir de hambre a la gente, aumentar
el desempleo, desahuciarnos o ayudar a los que dan las órdenes en este sentido,
y por supuesto, no alimentamos un Estado para que nos mienta, nos manipule, nos
empobrezca y robe nuestros dineros o se los de a sus amigos los banqueros.
¡Así no vamos
bien, aunque nos quieran hacer ver lo contrario!
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