Refiriéndome a
los infractores que están conociéndose, desvelados por los papales de Panamá,
es curioso que muchos de ellos abrieran sus empresas ficticias en paraísos
fiscales cuando estaban a punto de comenzar una etapa laboral productiva, para
desviar los ingresos de sus derechos de imagen, etc. Esto me hace reflexionar,
que el foco se haya puesto solo en el “famoso”, pero habría que preguntarse: ¿cómo
le pagaban a tal individuo?, me imagino que la empresa que abonaba los emolumentos
tendrá algo que decir, ¿de qué forma se pagaba?, ¿quién y como se enviaban los
dineros a la empresa pantalla, o es que le ingresaban, directamente, en el paraíso
fiscal?, porque si es así, los pagadores tienen responsabilidad en el fraude al
fisco español, ¿no? O sea, que el foco debe tener, al menos, dos haces de luz,
uno que mire al que cobraba y no declaraba, otro hacia el que le pagaba y cómo
lo hacía.
Como se ha
dicho tantas veces, en un delito de corrupción, como poco, tenemos al corrupto
y al corruptor, aunque nos estén acostumbrado a mirar solo al corrupto. Hasta
en estas delictivas prácticas, parece que se quiera proteger a los de la pasta,
a los que invierten, mejor dicho: mal invierten, pues siempre en muchas de esas
negociaciones oscuras, los ciudadanos tenemos que pagar las mordidas que se
llevan otros.
En el caso de
los papeles de Panamá, dicen haber tenido acceso a once millones y medio de documentos,
me imagino que si se llevara una investigación seria y cuidadosa, tras un
tiempo prudencial, casi todo el tejido empresarial, muchos de los políticos,
deportistas, actores, artistas, etc., estarán encerrados al paso que llevamos y
según trascienden las noticias al respecto.
Espero que el
fiscal del Estado, en esta ocasión, reaccione y cuide de lo que es de todos.
Espero que esta vez, acuse, investigue y no pase a defender a los delincuentes.
Espero, también, que los técnicos de Hacienda puedan hacer su trabajo y lleguen
hasta las últimas consecuencias, para que se les puedan aplicar castigos
ejemplares a todos estos listillos, sinvergüenzas y chorizos.
Conforme van
ofreciendo información, tengo la sensación que todos aquellos que han movido un
cierto volumen de dinero están todos en fuera de juego, por utilizar un término
futbolístico. Hace unos días dijeron que en los papeles de Panamá estaban
treinta y cuatro, de las treinta y cinco, empresas del IBEX, y esto es muy
significativo, viniendo a ratificar esa sensación a la que me refería. Los
españoles de dinero, son de dinero, pero no españoles, esto está muy claro. Son
los primeros en burlar sus obligaciones de pago con Hacienda, como hacemos el
resto de trabajadores, que teniendo poquito abonamos nuestros impuestos y
tenemos nuestras retenciones en nuestras nóminas. Sin embargo, toda esta mafia
adinerada se lleva toda su existencia coqueteando con paraísos fiscales para no
abonar ni un euro en España, al mismo tiempo que construyen un entramado de
empresas pantallas entre las que se realizan falsas transacciones, hasta lograr
hacer entrar dinero blanqueado. Ya lo sabemos todos, hasta yo que de esto no sé
casi nada, por no decir nada. No obstante, el Estado debe tener gente muy
preparada para detectar y seguir los movimientos de estas ratas, cogerlas con
las manos en la masa, hacerles devolver lo que han defraudado y encerrarlas a
la sombra por un buen tiempo.
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