Hoy sí que sí, vamos, que podemos
arrancar la última página del almanaque… ¡qué antiguo!, si ya casi nadie tiene
uno de esos colgado en la pared de la salita; antiguamente era casi de obligado
cumplimiento, recuerdo que en casa de mis padres había y hay uno. Cuando eran
más jóvenes y mi padre estaba en activo, trabajando, solo para saber cuándo venían
los puentes y los días de fiestas, ahora lo usan para anotar las citas con los
médicos… ¡los pobres! Muchos mayores, con varios achaques al mismo tiempo, se
pasan media vida en las salas de espera de las consultas médicas o yendo a las
farmacias a por medicamentos… ¡cómo se destruyen los cuerpos debido a la edad!
Muchas personas mayores, incluso, cuentan que la vida es demasiado larga o que
ya no tienen ganas de vivir, se preguntan qué hacen aquí, ellos ya no se
sienten de estos tiempos, no entienden las tecnologías actuales, ven la
situación muy mal, cada día peor, están demasiado preocupados por los jóvenes
de la familia, los hay que se indignan y te refieren: “me compraría una
metralleta y quitaría de en medio a todos esos sinvergüenzas que nos están
amargando la vida”, en fin, ellos viven todo esto con el recuerdo de sus
tiempos, tienen muy presente la guerra y cuando ven revueltas, manifestaciones,
la policía dando palos, la gente protestando, comienzan a decir: “esto se va liar…
se va a liar una buena”.
Mi padre cuando recibe la carta
informándole que le van a subir su pensión un 0,25%, se cabrea, la rompe y no
deja de decir que los precios solo saben subir y subir. Él lo sabe bien porque
con mi madre un poco impedida, es el que hace las compras. Lleva el control de
cuanto suben los artículos, a veces suben semanalmente, te suele decir: “el
kilo de naranja estaba hace unos días, que compré un saco de 5 kilos a tanto y,
hoy, están a tanto”, te dice la cantidad y todo, lo que sucede que no lo
recuerdo ni estoy al tanto, en casa es mi esposa la que hace la compra todos
los sábados. Ella dedica la mañana del sábado a comprar lo nuestro y lo de sus
padres, para evitar que tengan que salir a realizar tal tarea, pues también son
mayores y se cansan demasiado. Mientras ella compra, yo limpio la casa, ese es
un compromiso que tengo con mi esposa y lo llevo a rajatabla. Me levanto el
sábado, escribo un poco, desayuno y a limpiar. Ya tengo mis manías y todo, por dónde
empezar, qué hacer, cómo me gusta hacerlo, etc. Al final siento la satisfacción
del deber cumplido y de tener la casa arreglada y limpia, con mejor disposición
para ser vivida por todos. A veces cuando limpio, soy sincero, me gustaría
estar empleando el tiempo en otras cosas que me gustan más, pero doblego el
deseo y continúo trapo en mano, cepillo y fregona, hasta dejar escamondada la
casa.
Hoy os deseo a todos que tengáis
una cena maravillosa, rodeada de las mejores personas, de las más amadas, que
disfrutéis mucho, que despidáis el año de la mejor manera posible y que entréis
al siguiente con el mejor pie. A ver si llega el año de la conciencia, del
amor, de la igualdad, de la solidaridad y de la inteligencia. A ver si detrás
de todo esto cerramos las puertas para que no puedan volver a entrar ciertos
personajes de la vida pública española, de esos a los que se refieren nuestros
mayores que nos están arruinando la vida. ¡MUCHAS FELICIDADES PARA TODOS, FELIZ
FIN DE AÑO 2017 Y FELIZ ENTRADA DE AÑO 2018!