Por fin llegaron las lluvias
acompañadas de los vientos, y la cursilería periodística ha dado en llamar, al
estilo americano, Ana, a la manifestación climática-atmosférica. Cada vez que oigo
a los periodistas sin personalidad llamar Ana, un nombre de mujer, a lo que solo
es una circunstancia climatológica, se me revuelve el estómago, por dibujarlo
de algún modo. Nunca me ha gustado seguir a pies firmes a nadie, nunca me ha
gustado que me impongan nada y menos tonterías como esas. Tan complicado no es
referirse a una borrasca como borrasca con lluvia y fuertes vientos, pero sin
tener que llevarla a los juzgados y ponerle nombre a la criatura.
Más coraje me da, porque ya
estamos hartos de anglicismos impuestos por culturas foráneas, y todavía más
coraje es que les copiemos en cosas tan tontas. Papá Noel, Halloween, ya mismo
el día de acción de gracias, los nombres por orden alfabético de las
manifestaciones climáticas, y quién sabe qué nos queda por incorporar a nuestro
vivir diario; espero que la mala leche de Trump no la adquiramos nunca… vaya la
que está liando con nombrar a Jerusalén como la capital de Israel, pisoteando a
los palestinos, porque los americanos están casados con Israel, que serán
grandes clientes de armas y manejan grandes corporaciones financieras en
América.
Abundando en lo que ha hecho
Trump, me pregunto por qué toda la comunidad árabe se revoluciona porque un
idiota diga lo que ha dicho; acaso porque alguien diga que va a llevar la
embajada de España a Lisboa, y que Lisboa es la capital de España, qué tenemos
que hacer, formar la mundial. No es posible crear un conflicto internacional basándonos
en las palabras de un estúpido. Es muy peligroso decir ciertas cosas en zonas
explosivas… Trump es un irresponsable de cojones, tendrá necesidad de vender
armas y querrá que se origine una guerra que involucre a muchos países de
Oriente.
Hay que ver a dónde hemos llegado
a partir de la cursilería del nombre dado a la ciclogénesis… la magia de las
letras. Lo curioso de esto de escribir, es que a veces uno comienza con una
idea y no se sabe cómo va a terminar. En ocasiones me sorprendo, la escritura
hace mucho bien, desahoga a la persona y le hace darse cuenta de su forma de
pensar y sentir, sobretodo, cuando lo vuelves a leer de nuevo. Evidentemente es
muy personal, eres tú y el teclado, no hay nadie más. Se lo recomiendo a
cualquier persona, nunca he llevado un diario, pero imagino que debe ser
enriquecedor.
La libertad de la escritura es
fascinante, puedes escribir de todo, expresarte desde lo que eres, sentir la
satisfacción de compartir con otras personas tus pensamientos o sentimientos. A
veces necesitamos liberar tensiones, pensamientos que no nos dejan vivir en
paz, poner nuestro grano de arena en la montaña de la vida, criticar la gestión
de los que se nos imponen a la fuerza, etc. En este caso, una borrasca es una
borrasca, y lo lógico es que le acompañen lluvias y vientos, esto ha sucedido
toda la vida, pero llamémosle: borrasca, dejemos las memeces de los nombrecitos
y no sigamos personificando a la climatología… dejemos esas tonterías para los
americanos.
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