Sigo en la línea del último
escrito, yo siento rabia de que estén haciendo con nosotros lo que quiera una
minoría, cuando el peso somos nosotros que somos la mayoría. Sabemos que esto
está ocurriendo porque se valen de nuestra desunión, de que no nos pongamos de
acuerdo para actuar; de lo contrario se acaba el cachondeo. Se imaginan
peticiones hechas por el total de la población, bueno, al total habría que
restarle esa pequeña minoría que en la actualidad está imponiendo normas,
precios o restringiendo el movimiento y la libertad de la gente.
Si algo así sucediera se les
acababa el cuento a unos pocos. No entiendo cómo no tenemos la predisposición
para sumarnos a las movilizaciones, a las protestas y a las actuaciones contra
esas imposiciones, cuando sean injustas o no sean adecuadas o no sean del gusto
de la ciudadanía. La ciudadanía no solo es el conjunto de las hormigas obreras que se deban
llevar unas migajas a sus hogares, para que otros estén imprimiendo presión
para sacar cuanto tengan las personas y llevarse grandes beneficios del trabajo
que realizan aquellas personas. Hay que poner fin a este concepto de sociedad
capitalista que no distribuye la riqueza por igual y que solo hace rico a unos
pocos. Nosotros no hemos venido al mundo a mendigarle trabajo a los
explotadores de turno. Somos igual que ellos y debemos aspirar a conseguir una
sociedad justa e igualitaria en todos los sentidos. Iguales las mujeres que los
hombres, mismos trabajos, mismos sueldos. Yo diría más, y sé que esto no es
bien recibido por muchos, para mí todos los trabajadores deberían cobrar el
mismo salario, porque todos emplean las mismas ocho horas en sus tareas y a
todos les cuesta lo mismo los alimentos, por ejemplo. Es ahora cuando algunos
argumentan lo de los años estudiando y lo de las responsabilidades. Es ahí
cuando sigo pensando que todos deberíamos cobrar lo mismo, que todos tenemos la
responsabilidad de hacer bien nuestros trabajos, y pongo al factor humano por
encima del factor competición, diferenciación de clases, etc., que es lo que yo
creo dejan entrever esas otras personas que defienden la distancia entre unos y
otros.
¿Cuántas personas habrán
estudiado para abogados, médicos o ingenieros porque son profesiones bien
pagadas, pero lo hicieron sin vocación alguna? Esto ha sucedido muy
frecuentemente y seguirá sucediendo, ya dirán ¿qué clase de profesionales
obtiene la sociedad con esa gente que solo estudiaron una profesión para conseguir
una posición social, un reconocimiento y un buen salario? ¿No es mucho más
hermoso que todos podamos trabajar y que todos podamos consumir, moderadamente,
en la misma medida?, ¿por qué molesta tanto esto a aquellos?, ¿en qué salen
perdiendo?, ¿alguien lo puede explicar?
La diferenciación de clases es el
punto de partida de la fragmentación de la población, y esa fragmentación crea
una distancia que hace imposible que unos se pongan de acuerdo con los otros o,
que todos nos unamos para luchar por nuestros derechos. De este modo siempre
habrá los que se vean muy afectados por una subida de la luz, mientras que las
cuentas bancarias de otros ni se enterarán. Si se propone una lucha contra las
eléctricas, los que no se enteran de las subidas, no apoyarán a los que
pretenden que bajen los precios; ¿ven la fragmentación a la que me refería? De
eso se valen los dirigentes, que son malos dirigentes, puesto que mantienen un
sistema que para que la gente esté desunida se vale de tener a unos en la
pobreza y sin trabajo, y a otros con sueldos millonarios. A pesar de ello, no
pierdan de vista que la fuerza la tenemos la ciudadanía en cuanto nos unamos,
porque no podrán con nosotros.
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