¿Siguen viendo la tele?, ¿siguen
dejando que entre en los salones de sus casas el pesimismo y el sensacionalismo
periodístico?... más morbo, más asesinatos, más devastación, más horror e
injusticia. Eso es todo lo que entra por la caja tonta en tu casa, ¿sí o no? No
le van a contar la verdad, no pueden hacerlo, no se lo permiten, se deben al Sistema,
les paga el Sistema, la voz se la tiene raptada el Sistema. Ser periodista hoy
es investigar, dejar que te censuren parte de tus descubrimientos y leer como
un papagayo lo que te ponen enfrente, en el autocue. Ser periodista es tener
una imagen, a ser posible “mona”, que guste, para leer lo que te digan que
puedes leer, por supuesto sin opinar ni difundir ningún pensamiento propio; al
periodista le está prohibido pensar por sí mismo. De no ser así tendrían que
estar en una crítica continua, pues el Sistema es un rodillo que está pasando
por encima de las necesidades y problemas de la gente.
Cuando entro en casa de los más
mayores, muchos de ellos están viendo la pelea de perros más antiestética, con
menos clase, morbosa y agresiva que se puede ver en el show televisivo
sensacionalista. Apenas llevo varios minutos en casa de esos mayores y el
cuerpo me dice ¡vete, huye, sal corriendo!, te pone el cuerpo raro… no lo
puedes encajar. Unos acusando a otros, el otro que le ha puesto los cuernos a
no sé quién, el otro que le ha robado a otro u otra fulanita, casi se están
tirando los platos a la cabeza, llantos, chillidos de varios al mismo tiempo…
¡por Dios, vaya mierda!, ¿cómo se puede estar varias horas delante de tan
deleznable espectáculo? Dicen muchos de los que se pasan las horas ante tan
miserable emisión, que lo hacen para distraerse o para relajarse dejando de
pensar en problemas, etc. Hay otras cosas para distraerse, salir a la calle a
pasear y hablar con amigos y vecinos. Leer, pintar, escribir, ver un documental
o una película… el mando de la tele tiene otros botones además del cinco, que
le aportarán más salud mental y menos agresividad.
La tele da pena y te hace pagar un
precio terrible en forma de pérdida de tiempo mientras pasan las decenas de
anuncios de cada corte. Horas de vida sedentaria frente a la caja tonta, que empeora
tu circulación sanguínea, engordas debido a esa misma falta de movimiento,
evita que pienses por ti mismo/a y te des cuenta de la mentira del Sistema. Sin
que te des cuenta te conducen para que seas el autómata que el Sistema pretende
que seas, solo un engranaje del sistema de trabajo y rentabilidad, así como un
contribuyente de las arcas del Estado para que el Gobierno lo derroche como
mejor le parezca. La tele es un medio potente de comedura de cerebro porque llega
a todas las casas, y te dice su versión de los hechos. Lo lamentable es que
posteriormente en la calle cualquiera solo tiene la opinión escuchada, no hay
nada de su cosecha, no se molesta en pensar y sacar sus propias conclusiones.
Las gentes repiten como loros todo lo que le han largado por la pantalla,
hablas con ellos y vuelve a escuchar la sarta de mentiras y dichos manipulados
e intencionados que han difundido en los informativos, las tertulias, etc.,
porque ya el Sistema se encarga de comprar ciertas voces que acuden a los
programas, las entrevistas y las tertulias. De todo esto la gente no parece
darse cuenta, estamos sumidos en un sueño inducido profundo, ¡qué horror!
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