En unos días será el 28 de
Febrero y nos manifestaremos en Andalucía, pero me gustaría entender el sentido
de tal acto. Se conmemora el día que en 1980 se celebró el referéndum que dio
la autonomía a la comunidad andaluza. ¿Es acertada la fragmentación?, ¿nos
lleva ésta a la pugna con las demás autonomías?, ¿hace esto que tengamos
diferentes derechos según la zona del territorio donde uno viva?, ¿es justa la
diferenciación, o sería mejor la equiparación? No entiendo muy bien lo que
estamos haciendo. Está probado que un Gobierno nos roba, ahora tenemos el
gobierno central y diecisiete gobiernos autonómicos, ¿cuál es el resultado,
mejor o peor?
Lo cierto es que el número de
gente que come de la política se ha cuadruplicado o más, ¿esto ha beneficiado a
la ciudadanía?, digo esto porque es sabida la condición de las personas, la
ética y la moral que han exhibido muchos de los gurús de la política española.
¡Miren, como se las gasta el milagro económico español, el Sr. Rato!, alguien
que fue Vicepresidente del Gobierno de España, delito tras delito y total
impunidad. ¿Cuántos Ratos hemos soportado y estamos soportando en España y en Andalucía?
Es la calidad deficiente de la persona que gobierna, la que hace que no podamos
confiar en su gestión. Por tanto, si personas similares ocupan cargos públicos
y, ahora, son más, sencillamente, estamos más expuestos al bandidaje, al saqueo
y al derroche. El problema no es del ente en sí, es de las personas que no dan
la talla, que como vemos son demasiadas. ¿Qué celebramos pues, que tenemos más
de esos en nuestra comunidad, o que somos diferentes a los ciudadanos de otras
comunidades?, ¿acaso tenemos unas leyes totalmente diferentes a las dictadas
por el Gobierno mafioso español? No, en el fondo nos dejan cierta movilidad,
pero en lo mollar hay que atender y cumplir lo que dicte el Gobierno central.
Con lo de las autonomías hemos conseguido que haya muchos tipos de españoles
con derechos diferentes atendiendo a la zona en la que viven. Creo que no es
este el camino hacia la integración y sí hacia la dispersión, una vez más ganan
los poderes fácticos… nos mantienen dispersos, no podemos llegar a ser una
unidad de fuerza… hay intereses y sentir diferentes… lo han vuelto a conseguir.
Mientras los españoles queramos andar desunidos, los pocos que mandan seguirán
haciendo con nosotros lo que quieran, ¿no nos damos cuenta de la jugada?
Voy más allá, ni siquiera hay que
sentir un amor especial por el territorio, la bandera, el himno, etc.; todo
ello nos disgrega, nos separa, nos dispersa, nos resta fuerza para conseguir
los objetivos que hagan bien a la ciudadanía nacional, europea o mundial. Hay
que perder ese romanticismo de los símbolos y hay que ir a lo que de verdad importa…
las personas. Nos han inculcado el amor al himno y a la bandera, la defensa a
ultranza del país, de nuestras costumbres, etc., y eso nos convierte en seres
potencialmente belicosos, porque nos han convencido de tener que defender algo que
sentimos como nuestro. Nosotros somos solo la vida que transita este instante,
no somos andaluces ni españoles o, europeos. No somos una musicalidad
determinada llamada himno, tampoco colores o banderas; somos vida que nada
tiene que ver con los apegos psicológicos con los que nos han programado. ¿Hay
algo que celebrar el 28F? No creo en las exhibiciones festivas, están bien para
pasar el rato, pero no van a solucionar nada, sirven para que algunos se dejen
ver, para eso utilizan estas ocasiones, pero los problemas reales se solucionan
entre todos, unidos, con gobernantes de otra calidad humana; y los asuntos personales
los tenemos que solucionar nosotros no van a venir a solucionárnoslo. El cambio
comienza por uno mismo, no se lo exijamos a los demás.
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