Acabamos de ver la comparecencia
de José María Aznar en la comisión de investigación por la financiación ilegal
del PP y, ¿qué quieren que les diga?, he perdido cuatro horas de mi vida
escuchando tonterías que no van a ninguna parte. Creo que hay demasiados
escaparates abiertos para que los políticos se luzcan, pero no hay leyes
contundentes, directas, que no dejen escapar a los maleantes de altos vuelos.
Justo cuando había finalizado la ronda de preguntas por parte de los grupos, y
las respuestas que mejor le han parecido al ex presidente, como digo me he
quedado igual, nada sale en claro, pocas son las verdades que se vierten por
mucho que estén obligados a decir la verdad… ¿quién o quiénes controlan que se
digan? Como decía, justo una vez acabada la comparecencia de Aznar, se me vino
a la cabeza una idea para terminar con el cachondeo de testimonios falsos,
embustes y demás desvíos de atención, ¿por qué no se habilita en las
comparecencias un sistema similar al VAR del fútbol, controlado por varios
jueces totalmente independientes a los partidos y que conozcan o tengan pruebas
servidas por la UDEF o la UCO, para poder dictaminar cuando miente el
compareciente y poder arrestarlo y sancionarlo con hasta 600.000€, del mismo
modo que ellos nos amedrentan a la población?
Entiendo que se hacen las
comisiones para depurar responsabilidades políticas, porque para la depuración
de responsabilidades judiciales o penales están los juzgados, los jueces y
fiscales, aunque, bueno… dejémoslo ahí. No obstante, todos los que se sientan
mienten, no reconocen su participación en los delitos de los que se trate. No
pueden mentir pero nadie tiene la potestad de obligarles a decir verdad, por
tanto, las comisiones no llegan a ningún sitio y no son más que escenarios
donde todos perdemos varias horas de nuestra sagrada e irrepetible vida… ¡ahorrémonoslo!
A menos que hagan algo para remediarlo, esto de las comisiones es un absurdo,
solo se podría considerar una pieza aparte de los casos, que solo persiguen la
foto, la imagen y la exhibición de los unos torpedeando a los otros.
Aznar ha justificado la posible
corrupción, como el resultado de ciertas personas que han hecho cosas al margen
de sus funciones públicas, después de muchos años y por un importe, según él, ridículo:
doscientos mil euros y solo en dos ayuntamientos. De ahí no lo saquen, por lo
demás como el resto, no ha visto nada, no sabía nada de caja en B, no ha visto
nunca sobres y todo lo que él ha cobrado ha sido conforme a la ley y declarado
en Hacienda. Además de haber hecho cuantos chascarrillos ha querido, haber
encendido el ventilador para rebajar la tensión sobre la mierda depositada en
su partido, como consecuencia de la corrupción que ha protagonizado. También
venía programado para repetir que no hay sentencia contra el PP, que está
recurrida y que si el interviniente tenía pruebas sobre algo de lo que
preguntaba o afirmaba. Ha aguantado bien los ataques, tiene muchas tablas, ha
estado más o menos calmado, depende con quien estuviera cruzando las palabras,
pero lo que no olvido es que siendo el de arriba no supiera nada de la organización
criminal en la que trabajaba… ¡cuesta creerlo! Cuando alguien trabaja en un
bar, a menos que tenga sus facultades mentales perturbadas, sabe que desempeña
su trabajo en un bar. Igual el obrero de la construcción, igual el abogado, el
médico, el comercial de un concesionario de automóviles, etc., todos saben dónde
trabajan menos los responsables de los partidos políticos, que parece se llevan
la pasta por la cara. Si no tienen las capacidades idóneas para ocupar ciertos
puestos de relevancia, se tendrían que haber echado a un lado, para que otras
personas más preparadas hubieran accedido al cargo. El que no se entera de nada
de lo que ocurre a su alrededor, de su empresa, de su organización, de sus
compañeros, siendo el “responsable”, es evidente que no sirve para el puesto o
tiene mermadas sus capacidades.
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