Sin entrar en la voluntad de los
políticos, diré que la política es muy lenta en un sentido y rápida en el
contrario. Tengo la sensación que cuando los políticos quieren implementar una
norma de su conveniencia o que le viene dictada de quién sabe dónde, la
implantan con urgencia y de la noche a la mañana, pongo por ejemplo la
modificación de la Constitución para incluir el famoso y traidor Art. 135,
igual sucedió con los sonados y malnacidos decretazos que cada viernes sacaba
el Partido Popular de M. Rajoy.
Pedro Sánchez lleva cien días en
el Gobierno, se supone es un partido de izquierda que traga con lo que ha
impuesto el PP de derecha, en contra de la ciudadanía, y todavía no ha tenido
tiempo de ir derogando todo aquello que nos está fastidiando, pongamos como
ejemplo: la derogación de la reforma laboral, o la ley mordaza. Tener al pueblo
asustado, contenido y apretado económicamente, nunca ha sido un disgusto para
los gobernantes sino todo lo contrario, pero siendo, supuestamente, de
izquierdas, se entiende menos.
La política es veloz para dejar
sin derechos a la ciudadanía, pero es muy lenta para hacer que los recobre,
para devolvérselos. La política actual es demasiado injusta con las personas,
puesto que no somos nosotros los que decimos qué queremos hacer o hacia dónde
deseamos marchar; son unos pocos los que deciden por todos nosotros, y suelen
optar por las direcciones que más les beneficien a ellos y a sus partidos.
Buscan su enriquecimiento, los puestos de trabajo para sus familiares, los
sobresueldos en B, el futuro asegurado para cuando dejen la política, ponen en
mano de sus amigos empresas públicas rentables… privatizan salvajemente,
empobrecen a la población como técnica de dominación. Mantienen una ley
electoral injusta para hacer decantar los resultados de la misma hacia donde
les interesa. Cuando la población española está viviendo bien, como en la
década pasada, se inventan una crisis por avaricia de los banqueros y nos hacen
los culpables lanzando el mensaje a los cuatro vientos de que hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades. No fueron capaces de sentenciar a los
verdaderos culpables, los banqueros, que quisieron especular sin medida ni
contención alguna y se la colaron, habían comprado a empresas de inversión americanas
paquetes de hipotecas basura que nadie pagaba. Se quedaron sin liquidez y se
vino todo el sistema financiero abajo, y en lugar de rescatar a las personas,
volvieron a traicionarnos rescatando a los bancos con nuestro dinero. Dinero
que se ha perdido y parece que a ningún político les duela lo más mínimo… ¿lo
reclaman? El negocio siempre se lo dan a los banqueros, ¿por qué no devolvieron
las cantidades ahorradas a los particulares que tenían dinero en los bancos y
dejaron que las entidades bancarias se fueran al infierno? Prefirieron dar
nuestro dinero a los usureros para que siguieran cargando las tintas sobre los
usuarios de la banca, vamos, sobre sus clientes y todo aquel que haga cualquier
movimiento en sus entidades.
Los gobernantes que hemos tenido
y tenemos defienden a los delincuentes y defraudadores, al tiempo que dan la
espalda a la ciudadanía. Indultan a corruptos, no difunden los nombres de los
defraudadores, evitan que sean denunciados y juzgados, regalan dinero público a
bancos y empresarios que les donan cantidades significativas para sus campañas
electorales. Posteriormente, los bancos les condonan las deudas a los partidos
que a su vez les regalaron los dineros, por lo tanto, somos nosotros los que estamos
pagando los préstamos de los partidos. También estamos subvencionándolos cada
vez que se celebran unas elecciones, les damos un dinero considerable, varios millones
de euros por el total de diputados que logran sacar. Subvencionamos sindicatos para
que se sometan a lo que les impongan los gobiernos y traguen por lo que pongan
sobre la mesa los empresarios; a eso le llaman comprar la paz social.
Subvencionamos todo tipo de asociaciones sin ánimo de lucro o que tengan una
misión social; muchas ocultan otras actividades que se mantienen con nuestro
dinero… hasta las ONGs, en muchas ocasiones, han salido ranas, se llevan la
pasta, la desvían para uso privado de algunos de sus dirigentes. Subvencionamos
millonariamente la Casa Real, la vieja y la nueva, también a las Infantas, a las
mayores y a las jóvenes.
Lo que está pasando en este país
es una barbaridad consentida por la clase política que parece ser indolente con
la desgracia y la pobreza que van trayendo poco a poco y paso a paso. El país
está muy endeudado, el año que viene el BCE ya ha anunciado que no comprara más
deuda a los Estados miembros de la UE, lo que, según tengo entendido, nos
acercará a la quiebra, al menos que llegue otro y nos “compre” otro trozo de
España; porque vender deuda es hipotecarse con otras potencias económicas y
cuando no puedas pagar ¿qué? Ya saldrá la lumbrera de marra para culparnos de
todo esto, nos harán responsable de tener todo el país endeudado y nos
condenarán a trabajar cinco años sin salario para poder levantar el país. Toda
la incompetencia de la clase política la pagamos con creces, la inutilidad de
nuestros gobernantes nos sale por un pico, su corrupción evita que podamos
progresar como país, su robo impide que tengamos mejores servicios públicos, su
dejadez es contraria a la ilusión de proyectar un país industrializado donde
todos tengamos un puesto de trabajo… ellos solo están en la competición dialéctica
para alcanzar más votos que el contrario. Todos quieren dominar a la ciudadanía
española, todos quieren imponer sus ideas y ninguno es nada solidario como para
tener la capacidad de cooperar con los demás, que es la única forma de lograr
un proyecto mayor, más amplio, que englobe más apartados de nuestra sociedad
moderna.
Para concluir diré que tenemos mucha
basura porque la basura solo puede generar más basura, y en el plantel político
tenemos demasiados y demasiadas especialistas en fabricarla.
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