Le recomiendo que vea en You Tube
el documental Frankenstein 04155, ese es su título. En dicho documental
descubrirán la verdad de lo sucedido en el accidente del tren de alta velocidad
que hacía el recorrido entre Madrid y Ferrol. El tren descarriló en 2013 en una
curva a escasos kilómetros para llegar a la estación de Santiago de Compostela.
Murieron ochenta y una personas, quedando heridas otras ciento cuarenta y
siete. El accidente se produjo al descarrilar el tren en una curva por la que
se debía pasar a ochenta kilómetros por hora, y el tren la tomó a ciento
noventa kilómetros por hora. Los maquinistas desde el año anterior al accidente
venían interponiendo quejas a la empresa ADIF porque dicha curva aparecía muy
de repente, sin la señalización adecuada y suficiente, exigiendo un cambio de
velocidad en apenas doscientos metros desde doscientos cincuenta kilómetros por
hora a ochenta kilómetros por hora. En esos mismos escritos remitidos por los
maquinistas a la dirección, exponían del peligro de no llevar activo el sistema
de seguridad ERMTS en las máquinas. Este era un sistema de seguridad que leía
las indicaciones de velocidad fijados por los técnicos de ADIF para cada tramo
de vía, adaptando en cada momento la velocidad del tren a la máxima permitida;
pero según la dirección de ADIF, llevar activo el sistema de seguridad producía
el retraso de unos minutos en la llegada del tren, por lo que dieron orden de desconectarlo
poniendo en riesgo la vida de todos los viajeros de esa línea.
Si el retraso era de unos diez
minutos, por qué no se modificó la información dada a los viajeros, por qué no
se anunció que el tren tenía su llegada diez minutos más tarde, pero no en el
viaje siniestrado sino que ese viaje duraba diez minutos más. No puede ser que
publicitar diez minutos menos de viaje equivalga a una negligencia como la
cometida, con unos resultados tan nefastos. Cuando sucedió lo que todos
sabemos, todos los políticos que tuvieron que ver con el accidente, por un lado
el Ministro de Fomento del PSOE, José Blanco, y su homóloga del PP, Ana Pastor,
no dieron la cara para nada, por otro lado, típico de los políticos, escurrir
el bulto y no hacerse responsable de nada. Los señores nombrados a dedo por
estos en los puestos de “responsabilidad” de la empresa pública ADIF, que se
cartearon con sindicatos y maquinistas echando balones fuera y dando órdenes de
desconectar el sistema de seguridad ERMTS, igualmente, se quitaron de en medio
sin asumir ningún tipo de responsabilidades.
En la investigación se comprobó que
para que ese recorrido se pudiera completar en los tiempos que prometieron los
políticos, se tuvieron que hacer demasiadas chapuzas. El mismo tren era un
engendro de diversas tecnologías existentes en otros trenes, de ahí el
sobrenombre con el que muchos le conocían: Frankenstein. El tren no cumplía con
las especificaciones de la misma empresa ADIF, no debía sobrepesar las 18
toneladas por eje, pero los furgones generadores excedían ese peso máximo por
eje. El tren se tuvo que modificar para que se pudiera adaptar a diferentes
anchos de vía, porque algunos tramos no eran vías específicas para trenes de
alta velocidad. El maquinista reconoció que se despistó, que se tragó la curva por
esa escasa señalización que, recurrentemente, reclamaron por escrito a la
dirección para que se aumentara, y así evitar accidentes.
Ochenta y una personas perdieron
la vida y ciento cuarenta y siete resultaron heridas de diferente consideración
por la negligencia de unos directivos ineptos que primaron los minutos de menos
a la seguridad de las personas, y ahí están en sus puestos porque en España hay
poca justicia o ninguna cuando los culpables son los políticos y los hechos son
graves.
El Gobierno gallego, con Feijoó a
la cabeza, que no tiene vergüenza ninguna, quiso acallar a los familiares y a
las víctimas en un acto de entrega de medallas, pero los familiares de las
víctimas y las víctimas rehusaron, no querían medallas, preferían el
reconocimiento de lo que había sucedido, de la negligencia cometida y que
pidieran perdón por ello. Acudieron al acto pero el Gobierno gallego dio
órdenes a la policía y antidisturbios para que les recibieran e impidieran el
acceso al recinto donde, circensemente, se estaban imponiendo las medallas. Así
son algunos políticos, te matan, no reconocen haberlo hecho y te impiden que
protestes. El proceso continúa, supongo que como de costumbre, estarán
esperando que prescriba… ¡sinvergüenzas!
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