No hay más
remedio que vivir la vida tal como viene porque estamos bajo el principio de
causa efecto. La supuesta perfección no existe, no hay ninguna varita mágica,
aquí todos estamos aprendiendo de los errores y defendiéndonos como podemos de
las amenazas externas e internas. Muchas personas dicen que deberíamos vivir
sin enfermar, sin padecer, sin dolores, y llegada una cierta edad apagarnos y
fin de la historia; sería sensacional, quizás podríamos empezar a hablar de
perfección, pero no es así. También habría que preguntarse si eso sería
perfección para todos, o solo para unos pocos. Lo cierto es que hay
enfermedades que nos atacan con mayor o menor virulencia, provocando síntomas y
dolencias o padecimientos más o menos llevaderos… y eso es lo que hay, o lo
vives y los superas o, bien, te mueres.
Todo podría
ser idílico pero es lo que es, y suceden las cosas, o se dan las circunstancias
que se dan, más o menos penosas, más o menos superables, o te quedas en la
estacada, o de ahí no pasas. No hay otra que coger tu tabla de surf y dedicarte
a surfear la vida tal como venga. Es una verdad absoluta, que todos nos vamos a
morir antes o después. Es, igualmente cierto, que se mueren nuestros familiares
y nuestros mejores amigos, y que cuando llega el momento de su despedida, poco
o nada, podemos hacer por remediarlo, nos toca fluir, no hay otra. Un sabio
proverbio de esos que circulan por las redes, nos invita a ser como la caña de
bambú que ante las fuertes presiones se arquea, cede, para volver a erguirse
cuando cesa la fuerza sobre ella. Creo que debemos saber comportarnos lo más
parecido que podamos a la caña de bambú.
A veces
tenemos unos planes, pero la vida te aborda con otros bien diferentes, y en el
cruce de caminos se origina la preocupación, la duda, se pone de manifiesto tu
inseguridad; se abre ante tus ojos la dualidad propia de la vida, te puedes
bloquear o eliges una de las vías que tienes ante tus ojos. Si suponemos que la
vida siempre te está brindando la puerta hacia tu realización, lo ideal sería
subirse a la tabla de surf y comenzar la travesía, pero si no tienes creencias
de este tipo has de quebrarte la cabeza, sopesando aquellos aspectos que en tu
opinión son más positivos para ti, para tu futuro, que te hacen más feliz, etc.
Lo cierto es que nadie sabe ni te puede aconsejar ante esa situación, porque
todos somos como imanes que atraemos lo que está para nosotros por una causa u
otra, y pasarán los años, y situaciones similares se repetirán, porque atraes
esa dualidad, algo en ti demanda algo aunque tú no seas consciente de ello.
Más adelante
hay tiempo para hacer lo que ahora no atiendas, quizás, tampoco sea tan
dramático/a, tal vez podamos retornar a la estación para tomar otro tren que
nos lleve al destino deseado… evidentemente, no será el mismo tren, aquel ya
pasó, pero los trenes repiten los viajes de cuando en cuando. Tenemos la
costumbre social y mental de que no es posible la rectificación, la gente suele
decir que el tren pasa y si no lo coges…, eso es, no viajaré en ese tren, pero
lo puedo hacer en otro, solo que ahora es necesario que viva esa otra
experiencia para completarme. Vivimos como si las cosas se hicieran ahora, como
si después ya no se pudieran hacer, y siempre que tomas la decisión de hacerlas
y estés dispuesto/a a emplear tu tiempo y esfuerzo en ello, lo podrás realizar.
Nacemos para
morir, entre otras muchas cosas que vivimos por en medio, pero esa es una realidad,
hasta ahora insalvable. Nacer y morir son situaciones que suceden con o sin tu
voluntad, ayudes o no… ocurren. Para qué nos vamos a preocupar por ello,
vivamos, aprendamos a ser felices, surfeemos la vida con alegría, adquiramos
experiencias que nos vayan completando, tomemos conciencia de la humanidad a la
que pertenecemos, dejémonos de enfrentamientos entre nosotros, seamos un poco
más inteligentes para no derrochar vanamente nuestras energías en el camino.
Amemos a nuestros semejantes y al resto de seres vivos, elijamos vivir en paz
con nosotros mismos y con el resto de la humanidad. Hay cantidad de chiflados defendiéndose
de sus propios fantasmas y provocando la muerte de cantidad de inocentes. Hay
mucho trastornado en el mundo haciendo el mal… no seamos uno de ellos, elijamos
la vida, elijamos el amor, elijamos hacer el bien siempre, optemos por una
sociedad y una humanidad que colabora entre sí para seguir avanzando en todos
los órdenes de la vida. Esto no es un cuento de hadas, es una realidad que se
puede sentir con todas las células de nuestro cuerpo. Transformemos el mundo
desde la acción individual de cada uno de nosotros. No tengamos miedo a
manifestarnos así, a dar nuestro punto de vista humano, a actuar coherentemente
con lo que sentimos.
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