Acabo de ver
la película: La llave de Sarah, un film francés basado en hechos reales
ocurridos durante la época de la ocupación nazi en Francia, conocidos como la
redada del velódromo de invierno. El tema ya conocido, más o menos, por todos, trata
de deportaciones de judíos a campos de concentración, dicho a grandes rasgos,
para no hacer spoiler a cualquiera que pudiera estar interesado en ver la película.
Tampoco es mi objetivo relatar la película ni contar lo que sucede a los
personajes centrales, eso lo pueden encontrar en alguna web en la que ofrecen
sinopsis; a mí se me ha removido toda la miseria humana que puede llevar a
miles de soldados a cumplir órdenes y, sobretodo, a aplicarlas con total
ausencia de humanidad. Sigo sin entender la locura del poder militar de ciertos
países que colaboraron con los nazis para convertirse en otros como aquellos,
gente despiadada y cruel que cargaban trenes de personas en situación
infrahumana de confinamiento masivo, sin facilitar agua ni alimentos,
desgarrando a las familias, separando a maridos y mujeres, también a los hijos:
hacedles pasar lo insufrible y acabad con sus vidas por miles, por millones.
No se merecen
ser personas, no tenían derecho a vivir todos aquellos que atentaron contra
personas inocentes, familias enteras que sufrían el dolor del alejamiento de
todos sus miembros, y que ya se dejaban de ver para siempre, no sin pasar
hambre exagerada hasta quedar en los huesos, no sin enfermar, no sin realizar
trabajos forzados, no sin morir gaseados. Si todo fue como nos cuentan, todos
esos que ordenaban matar, maltratar y eran participes del genocidio conocido mundialmente,
escapan a la categoría de personas o seres humanos, e insultando por mucho a
los animales, tendríamos que llamarles cerdos. Los estamentos de poder que ha
habido en el mundo, igual que ahora, tiran de las cuerdas que ellos mismos
tienen asidas por algún extremo y nunca fueron juzgados como los genocidas que
son.
Me hago mayor
y con los años, parece que ciertas secuencias de la historia duelen más. Es tan
aberrante lo que hicieron con los judíos, que de aberrante es insoportable. No
cabe dentro de mí, que las vidas de otras personas puedan valer tan poco para
según qué colectivo de poder. Por mucho que se me revuelvan las tripas, no hay
vuelta atrás, solo queda digerir como mejor sea posible. Dicen, que la historia
debe de servir para que ciertos extravíos de la humanidad no se vuelvan a
repetir jamás, pero se sigue asesinando en el Planeta, se sigue arruinando la
vida a la gente, no se les ayuda realmente, se les utiliza para mejorar la
imagen corporativa de ciertas industrias y organizaciones. A la hora de la
verdad, todos miran hacia otro lado, todos se callan, el dinero les domina, son
una partida de miserables gilipollas que deberían vivir en una isla solo habitada
por gente de esa calaña tan despreciable. Que se dieran por el culo unos a
otros, que se retaran entre ellos… que se mataran entre ellos.
Mientras la
escoria de la humanidad, que solo son cuentas corrientes con patas tengan
acceso a las Instituciones públicas de los países, sea por la puerta delantera
o por la trasera, todos estaremos en una situación de desestabilización y
peligro constante. La avaricia de sus mentes enfermas solo maquina la forma de
explotar al resto de los seres vivos del Planeta… otra forma de abuso o
genocidio, ir acabando con una generación tras otra pero no con balas, sino por
sometimiento a unas conductas obligadas que tienen como mala compensación algo
de dinero, siempre insuficiente, pues la necesidad nos hará volver a someternos
de por vida. Ese es el sistema capitalista mal entendido, que es el reinante en
el mundo, salarios bajos, exigencia de muchas horas de trabajo, horas que si
pueden no te las pagan, y la amenaza continuada de que te echarán a la calle si
no te arrastras de un modo gratuito. Ningún político hay decente, al menos
ninguno de los que han gobernado, ellos solo maquillan, son socios necesarios,
las marionetas de los poderosos. Ninguno aborda con seriedad el problema del
desempleo, siempre lo dejan en manos de los empresarios. Dicen de ellos, que
son los que deben crear empleo… los miserables gobernantes le dan todo el poder
en este tema a los empresarios, y ellos contentísimos con que los políticos
cumplan con su parte del plan… a mayor desempleo, más abusos en los trabajos y
menores salarios se perciben.
No es
democracia sino un cierto régimen represivo que recae en la ciudadanía. Ésta se
ha de adaptar, se ha de apretar, pierde poder adquisitivo continuamente pues su
salario mengua y los precios crecen. No es democracia puesto que los políticos
no nos representan, suelen adoptar medidas que muchas veces van en nuestra
contra, favoreciendo a los que les mueven los hilos. El pueblo tiene poco que
decir y lo que dice es interpretado por los políticos como a ellos y sus
socios, los poderosos, les interesa. Este sistema debiera estar a punto de
explotar, porque además de todo lo dicho, no hay justicia para el pueblo llano,
pues ve cómo los poderosos y demás golfos con influencias hacen que la
independencia de poderes sea inexistente, pudiendo eludir la acción de la justicia,
si es que alguna vez la hubo.
Casi todos los
países tienen sus más y sus menos con la corrupción de sus políticos, de sus
militares, de cierta escala de funcionarios, etc. Algunos de esos países,
además, subvencionamos casa reales y a toda su parentela, algo así como un
tamagotchi que debemos llevar toda la vida prendido de la camisa. Son otros
tiempos, y algunos se aferran a las reminiscencias del franquismo, si no qué es
la Constitución amañada del 78 con realeza incluida. La mirada del país ha de
girarse hacia la tecnología, el avance en todos los sectores y ámbitos
pensables. Hay que buscar el progreso real, ningún gobierno de mediocres no los
va a proporcionar, que se nos quite de la cabeza. Lo peor de todo es que
mientras se da la batalla por el poder de las fuerzas políticas, la vida de
verdad transcurre paralelamente. Perdemos la oportunidad de crecer como
sociedad, como pueblo, cada día, cada minuto que seguimos luchando entre
nosotros, en lugar de marcarnos unos objetivos que nos convengan a los
ciudadanos, e ir a por ellos, se quede con el culo al aire los que se queden.
Es hora de poner fin a las malas prácticas y a las engañifas que son formas tan
asiduas de presentarse los gobiernos.
Ahora las
técnicas empleadas en los holocaustos continúan, nos gasean con aviones, nos
condicionan con sus leyes, con las de ellos, nos empobrecen para limitar
nuestros movimientos y para abaratar la mano de obra, recortan en servicios
sociales de primera necesidad, adulteran los alimentos y nos van reduciendo la
vida poco a poco. Sí, vivimos más que antes, ya de eso se encargó el hambre que
dejó la guerra civil, pero es que no sabemos cuánto podríamos llegar a vivir si
las condiciones fueran las adecuadas, aunque hubiera que buscar otra forma de
pagar las pensiones. Lo tengo que citar, porque para esos indecentes parece que
éste es todo el problema… que la gente vive demasiado.
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