No puede ser
que veintitantos políticos que conforman un gobierno tengan en sus manos las
vidas de ciento treinta y siete personas. Las personas que están a bordo del
Open Arms, según difunden los medios, están al borde de la desesperación,
incluso decididas a suicidarse, tirarse por la borda, ahorcarse, etc. Este
desequilibrio de fuerzas es brutal, nuevamente una minoría decide qué va a ser
de la vida de los demás. Ya sé que algunos estarán pensando que esas
veintitantas personas que conforman un gobierno no son minoría en sí, puesto
que representan a millones de votantes, pero esto no es del todo cierto; hacen
lo que les convienen o lo que les dejan hacer, pero en muchas ocasiones no
hacen lo que le viene bien a esos millones de votantes, por ejemplo: cuando se
saltan su programa para aplicar recortes que nadie ha votado, cuando incrementan
la edad de jubilación, cuando congelan las pensiones, cuando acuerdan y
permiten a las eléctricas o a los bancos que nos saqueen, cuando regalan
nuestros dineros a concesionarias de autopistas o a cajas de ahorros y bancos,
o bien cuando privatizan empresas públicas rentables; para todo eso, nadie les
dio autorización, tendrían que haber pedido nuestra opinión, se tendría que
someter a referéndum cada asunto que nos afecte y perjudique.
Debemos
acostumbrarnos a desobedecer más a esta gente y a sus normas absurdas, si se
van a morir decenas de personas en un barco que se encuentra a poco más de un
kilómetro de la costa italiana, hay que dirigirse a puerto y desembarcar a las
personas para que puedan ser atendidas. Ya está bien de tratar a las personas
como si fuera ganado, tampoco éste se merece que lo traten mal y sin respeto.
La vida tiene que cambiar y mucho porque vamos al descalabro total humano,
económico, social, laboral y, en general, en casi todos los aspectos en los que
nos desenvolvemos.
Hace tiempo
que los políticos dejaron de representarnos, si es que lo hicieron alguna vez.
Hace años, décadas, que los políticos se dedican a sus asuntos de partido que
les permitan permanecer en el candelero y comiendo de los dineros públicos.
Hace siglos que los políticos se desentendieron del pueblo, de la gente más
sencilla, de las que no les puedan dar a ganar dinero extra, o les ofrezcan
puestos excepcionales con salarios millonarios y en los que solo hace falta dar
la imagen y el listín de contactos adquirido en la travesía política (tráfico
de influencia). Hace años que el descontento con los políticos es bestial entre
la ciudadanía. Ellos nos provocan indignación e impotencia, sentimos rabia y
queremos hacer algo para echarles tal como son ahora, tal como han sido años
atrás, tal como nos han venido saqueando y zancadilleando el progreso del país,
con su corrupción. Los políticos han pasado a ser actores, a veces payasos
circenses, casi siempre trápalas embusteros, incumplidores de sus propias
palabras, cobardes para arremeter reformas en profundidad, muchas veces, casi
siempre, arrodillados ante fuertes empresarios y banqueros. Los partidos
políticos se han acostumbrado a vivir subvencionados por bancos y por el dinero
de nuestros impuestos, es por ello que se dejan guiar por los caprichos e
intereses de empresarios y banqueros, aunque signifique empeorar la calidad de
vida de la ciudadanía… no se atreven a contradecir los dictados de los que les
subvencionan, claro está: empresarios y banqueros… a nosotros sí que nos
contradicen y nos perjudican.
Invito a que
reflexionemos, tenemos que encontrar la forma de dejarles sin poder, no
necesitamos que nos representen personas indeseables de baja catadura moral,
incoherentes, corruptas y traidoras. La sociedad tiene que reaccionar contra
los que nos la están jugando y quedándose con nuestros dineros. Basta ya de
obedecer al pie de la letra las sandeces de los políticos, no creáis que muchos
de ellos están formidablemente formados, hay más chusqueros de los que nos podemos
imaginar, gente que alcanza la cima a base de años de servicio al partido y por
amistad con los líderes. Hay líderes, como sabemos, que ni siquiera estudiaron
o aprobaron, hay actas de final de carrera o trabajos de supuestos fin de
master, que no aparecen por ningún lado; todo fue un complot mafioso para
elevar a los que no fueron capaces de machacarse en las universidades, si no
que le pregunten a algunos de los que vemos en las primeras filas de los
partidos.
Somos mayores
de edad, no necesitamos que nadie nos representen y, mucho menos, para ser
traicionados y robados. Son los intereses que tienen los mismos políticos en no
cambiar el sistema tal como está, los que provocan un freno a la innovación y
adaptación de la política a los tiempos, a las necesidades de la gente y a los
medios tecnológicos. ¿No ven como se agarran todos al proyecto de suavización
franquista que daba paso al bipartidismo con casa real incluida, al que se dio
en llamar transición del 78? Nuestros políticos continúan allí, en el 78,
fomentando y permitiendo lo que colea aún de aquella etapa “gloriosa” para
algunos que todavía se atreven a levantar el brazo y cantar el cara al sol,
incluso delante de políticos que se llaman constitucionalistas… ¿recuerdan el
entierro del suegro de Gallardón?, o las celebraciones del 18 de Julio o el 20
de Noviembre, todavía se puede hacer en España apología del franquismo, de la
dictadura, exhibiendo signos anticonstitucionales y nazis; las leyes no lo prohíben,
debemos ser el único país de la UE en donde están permitidas esas
manifestaciones ofensivas y contrarias a la democracia y a la Constitución. A
los políticos les vuelve a faltar valor para hacer las cosas como deben
hacerse, ¿por qué no lo hacen?, porque sigue el franquismo disfrazado e
imbricado en la vida política, y como eran los que gobernaron desde el treinta
y nueve hasta el setenta y cinco, haciéndose ricos, son los que están ahí
detrás tratando de ejercer presión y dirigiendo, se ponga la careta que se
ponga, el que esté al frente del gobierno de turno.
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