lunes, 22 de julio de 2024

IGUALDAD Y COMPETITIVIDAD

 

                                                   Imagen: es.wikipedia.org

    Son muchos los que dicen que no se puede dar el mismo trato a todo el mundo, porque habría quienes se estarían beneficiando y no darían un palo al agua. La gente está en contra de lo que difiere de aquello para lo que hemos sido programado. Sin embargo, ya sucede que todos los que están en una misma categoría profesional, suelen cobrar lo mismo, salvo que tengan mayor antigüedad en la empresa, echen más horas extras o hagan turnos, noches, etc. O sea, que muchos trabajadores que pertenecen a la misma categoría profesional, en las mismas empresas ganan los mismo, salvando las peculiaridades que antes mencioné, y no por ello dejan de hacer su trabajo, lo que tengan encomendado por sus jefes, a menos que sea un vago, que de todo hay. Sin embargo, no es la razón de la flojera del flojo, que el otro cobra igual que yo, pues que curre el otro.

    Nos venden la competitividad, la lucha, el esfuerzo, ser capaz de producir más, y si es por menos dinero, mejor, no es que aumente la productividad, que también, sino que aumentan los beneficios de los empresarios de esos negocios en los que la gente es capaz de dejarse la piel por poco dinero, el SMI raspado, porque menos salario sería denunciable, a menos que se juegue con el tiempo sobre el papel, que no siempre coincide con el tiempo de trabajo real efectuado por el trabajador. Por principios, por naturaleza, por ser un ser humano, todos nos merecemos un trato igual como punto de partida, y esa igualdad llevada a cabo, no es una ideología política como muchos siempre interpretan. Sacas esto en una conversación, y ya hay alguien que espeta que eso es comunismo. La programación mundial no quiere escuchar de trato igualitario, por mucho que se manifiesten y con la boca pequeña hablen de derechos para todos, de igualdad de oportunidades, de ser iguales ante la ley, etc., nada de eso ocurre en la realidad. Todos tienen sus condiciones pactadas, a todos se les da un trato acordado, los privilegios son para algunos y los millones se los lleva el clan de poderosos dirigentes desde la sombra. Ellos inventan cómo explotar un poco más, cómo vender más, cómo eliminar a parte de la población mundial que les estorba en sus planes a realizar, qué pandemia crear, qué miedos infundir a la gente, cuándo es el momento para desestabilizar las sociedades, cómo meter las manos en los bolsillos de la gente, conducir a las gentes como ovejas, ilusionarlas o desesperanzarlas. Crear crisis, hacerles perder sus dineros, sus ahorros, inducir a una guerra, no cesar de vender armas o medicamentos que no llegan a curar, que solo alivian los síntomas para que seas un eterno consumidor de sus medicamentos, de sus productos.

    Así es la igualdad, la competitividad y la globalidad que vociferan esos magnates industriales y empresariales. Se han creído que el mundo les pertenece y hacen lo que mejor vaya para sus intereses, por lo general, monetarios. Desforestan a lo bestia, aunque nos vendan a todos que el Planeta está en peligro y hay que aplicar la Agenda 2030. Nos meten a todos por la producción de energía verde y se favorece a las productoras eléctricas mundiales, pues nos ponen a todos a generar electricidad para que aquellos la comercialicen. Nos van imponiendo el coche eléctrico, porque el negocio está en hacernos cambiar a todos nuestros actuales vehículos, y somos miles de millones de propietarios de automóviles, ¿Se imaginan de qué envergadura de negocio estamos hablando? Pretenden humillarnos haciendo que nuestra alimentación cambie hacia el consumo de insectos y carnes sintéticas, después, con ello, enfermaremos y volverán a aparecer con sus medicamentos milagrosos, que solo consiguen dejarnos como enfermos crónicos, consumidores de por vida de sus pastillas. Mueven a su antojo la fiscalidad del país, suben los tipos de interés para hacernos pagar más por los préstamos y créditos, reportando mayores beneficios a los banqueros, que muchas veces son ellos mismos.

    El mundo es otra cosa, la humanidad es otra cosa, las personas en sí, somos otra cosa, más compleja y maravillosa a la vez, pero no quieren que nos miremos a nosotros, que aprendamos de los seres tan fantásticos que somos, de la capacidad de evolucionar que tenemos, de lo libres que podemos llegar a ser y sentirnos, de la capacidad de amar que tenemos, de la conciencia que podemos tener de pertenencia a un grupo, a la humanidad. De llegar a comprender que todo es muy fácil revertirlo con voluntad y decisión, desde el fondo del ser y con el amor desinteresado hacia el prójimo. Eso está ahí, está en todos, pero no quieren que tengamos ni siquiera un instante para que miremos hacia donde indico. Eso nos haría ser seres que no se doblegan, al menos no, ciegamente como sucede en estos momentos.

    Ya lo he dicho en varias ocasiones, un mundo mejor para todos es posible ya, si nos lo proponemos y marchamos ausentes del miedo que esos indeseables seres desalmados, infunden. Ellos muestran una salida, su salida, la que más les conviene a ellos, pero no es la única salida ni mucho menos, tal vez, sea la más abusadora, explotadora, usurera, e indigna. No consiste en empeñar todo el tiempo de tu vida en un antro porque te paga a fin de mes una misera cantidad para que a duras penas llegues a fin de mes, si es que puedes lograrlo. Consiste en sentir la satisfacción de colaborar con otros para tener una vida feliz, y los de arriba no quieren saber nada de esto.

    Seguiremos...

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