No nos
destruyamos la vida los unos a los otros, cuando hay tantas cosas por hacer. Facilitémonos
la existencia los unos a los otros y colaboremos para alcanzar grandes metas.
Consigamos que la humanidad, al completo, pueda vivir en paz y sin sufrir
ningún tipo de vejación o atrocidad. Podemos y debemos hacerlo. Comencemos con
los que tenemos más cerca, arreglando nuestras diferencias, comprendiéndolas, respetándonos.
Acabemos con
el terror y el miedo. Acabemos con el hambre y las guerras. Pongamos fin a la
falta de honradez y honestidad en nuestras relaciones. Dejemos a un lado las
malas intenciones y los intereses egoístas. Sé que, posiblemente, te esté
pidiendo demasiado, pero tengo fe en el ser humano. Sé que podemos vivir de
otro modo y que podemos conseguir una sociedad mejor para todos. Sé que no
debemos excluir a una parte de la población mundial. Sé que tenemos que caminar
todos al unísono para crecer como humanidad.
Una vida
hermosa y maravillosa, como es en sí la vida, es totalmente compatible con el
progreso bien entendido. La vida es de todos y nadie se puede erigir en verdugo
de sus semejantes. Nadie debiera tener el derecho de anular la vida de los
demás. Esto es muy cruel, es un comportamiento degenerado e impropio de un ser
humano, es más adecuado de una bestia.
Ignorar a las
personas es maldecir la vida, y la vida es el motor de todo lo que es. No se
puede ir contra la vida, la energía inteligente que nos asiste en esta
existencia. Hay que armonizar con ella, hay que alimentarla si cabe, pero no
hay que truncarla, y no hay que mutilar proyectos. Todos somos válidos en esta
sociedad mundial, todos tenemos capacidades y todos somos necesarios. El que se
excluya que lo haga por sí mismo, pero no por voluntad de otros.
Debemos apoyar
a los demás, si podemos tenemos que evitar que sufran. Si, además, tenemos la
capacidad, debemos hacerles felices, debemos ser felices nosotros también. Lo
contrario no tiene sentido, no nos lleva a ningún lugar que merezca la pena. No
gastemos energías en fabricar malos pensamientos, ni en realizar acciones
indignas de un ser humano. Seamos ejemplo para nosotros mismos, en primer
lugar, y para los demás, después.
Un mundo
diferente es posible, está en nuestras manos. Estemos atentos a nuestros
pensamientos para que sean positivos y constructivos. Este será un gran paso
para nosotros y para los demás. Cualquier pequeño acto que cometemos, por
pequeño que sea, tiene una repercusión en el medio. Cuidemos los pequeños
detalles, las formas, las maneras, la intensidad, y actuemos con amor.
Apliquemos amor a todo cuanto hagamos, seamos amor y nos sentiremos libres y en
paz con todo, y con todos.
Desde el
centro de lo que somos, desde nuestra esencia, surgen respuestas que son
contaminadas por la personalidad creada a base de información y experiencias,
que desvirtúan lo que sale al exterior. Por eso debemos estar atentos/as a
nuestra mente y a nuestro corazón.
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