En España
sigue sucediendo que al pobre no hay quien lo defienda y, mucho menos, quien lo
beneficie. Sin embargo, al rico, al político y a todos los que se codean en las
alturas, siempre hay alguien que sale al paso y les echa una mano por los
hombros. Lo vemos constantemente con los numerosos casos de corrupción que
afectan a la vida “tranquila” de este país.
Hoy me voy a
referir al caso de José Luis Olivas, acusado de estafa y malversación. Un
político del PP que ocupó diferentes cargos dados a dedo, que fue,
posteriormente, Presidente del Banco de Valencia, del que dimitió “casualmente”
una semana antes de que se publicara la quiebra de la entidad. También fue
Vicepresidente de Bankia, Presidente de Bancaja y Consejero de Iberdrola.
Como vemos no
solo hundió al Banco de Valencia siendo su Presidente, sino que ayudó a que se
hundiera Bankia, como Vicepresidente, a que cayera Bancaja, para terminar en
otro puesto dado a dedo en el Consejo de la empresa de energía Iberdrola. Por
tanto, haciendo uso de la puerta giratoria que tanto gusta a los políticos
españoles.
Según trasciende
en los medios de comunicación, gran parte de su mala gestión al frente de las
entidades financieras, se debe a la costumbre del Sr. Olivas de conceder préstamos
a tutti plen a sus amigos. La gestión de este señor al frente de las entidades
financieras provocó un agujero de mil setecientos millones de euros, de los
cuales se lava las manos, pues los ciudadanos los ponemos para que “los ahorros
de los ciudadanos estén garantizados”.
En la última comparecencia
ante el juez Juan Pablo González, este le desbloquea la cantidad mensual de
tres mil quinientos euros para gastos, porque el Sr. Olivas dice estar pagando
varias hipotecas y tener unos gastos muy altos. El juez no atendió la decisión
de la fiscal anticorrupción que solo autorizó que se desbloquearan seiscientos
cuarenta y ocho euros, el equivalente al salario mínimo interprofesional.
La vara de
medir de la justicia española tiene más dilataciones que las grietas de los
edificios. Si la vara de medir de la justicia fuera el modelo patrón de la
unidad de longitud, sería imposible poder medir un metro.
Un caso
similar al del Sr. Olivas, podría ser el del Sr. Bárcenas, ambos presuntos
infractores del PP. Sin embargo, al Sr. Bárcenas tan solo le permiten disponer
de sus cuentas embargadas de seiscientos euros mensuales. O sea, que o las
leyes dicen unos días unas cosas, y otros días dicen otras, o no se hace
justicia sino que se administran grados de compasión y sentimientos varios,
aplicados por el juez de turno.
Me fastidia
enormemente que la justicia sea tan lenta, que mareen tanto los asuntos y que
los asuntos lleguen a prescribir. Igualmente, me fastidia que muchos
delincuentes sigan haciendo su vida como si nada hubieran hecho y, peor aún,
que sigan en cargos de poder, cobrando del dinero público. ¡Es indignante y
vergonzoso!
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