Hace unos días,
vimos en los informativos imágenes del “tú más” entre Rajoy y Pedro Sánchez, en
el Congreso. Son imágenes muy lamentables, una exhibición de gallitos a ver
quién sale más airoso en la retahíla de descalificaciones que se profieren
entre sí. Parece una sesión de humor donde cada uno suelta su parrafada y medio
hemiciclo aplaude tras la misma.
España metida
en un agujero económico, crítico para la salud laboral, para las pensiones y
para el futuro de todos; mientras que los principales actores monologuistas del
panorama político humorístico del país, se insultan con tal de conseguir más
votos para las próximas elecciones.
Echo de menos,
debates serios con propuestas que se pongan sobre la mesa y se debatan. Echo de
menos, espíritu colaboracionista entre el partido que gobierna y el principal partido
de la oposición. Echo de menos, que atiendan los problemas reales de los
ciudadanos, que es para lo que se les paga. Echo de menos, soluciones viables y
un proyecto de país. Aún no sé a qué se va a dedicar este país, si continuamente
es moldeado por los intereses de los de afuera.
Con respecto a
los aplausos, por favor, hay que poner fin a esta expresión folklórica, festiva
y carnavalesca. La gestión de un país es un tema demasiado serio para estar de
coña en los escaños. Hay que guardar las formas y se deberían de prohibir los
aplausos tras cada intervención, pues no estamos en el circo, ¿o sí? Para
algunos es precisamente un show de monólogos, un concurso de monologuistas.
Será esto lo que tanta algarabía propicia en el Congreso.
Los mismos
cabezas de serie se tratan como chusma entre sí y convierten el Parlamento en
una bacanal. ¿No pretenderán que la población les tenga respeto? Es imposible,
pues la misma actuación de ellos los convierte en gente chabacana. Lo peor de
todo, es que gente de esta calaña dirige los designios de los cuarenta y siete
millones de habitantes, que componemos la población de este país.
¿Por qué se
permiten ofrecer estas tristes representaciones? Porque no tienen planes de
trabajo, no hay proyectos concretos para abordar los problemas que afectan a la
población y no tienen nada que decirse al respecto. Solo les queda el Show, la
risotada, el insulto, las frases rimbombantes que suenen, para que las emitan
los medios de comunicación. La población se va quedando con el morbo de los
ataques, mientras tanto, los problemas no se atienden. De este modo, se evita
hablar de las cosas importantes, de los numerosos casos de corrupción, de los
dineros desaparecidos, de las financiaciones ilegales, de los ladrones, etc.
¿Qué es lo que
les importa? Ganar las próximas elecciones, cobrar las subvenciones, las
dietas, los dineros por escaños conseguidos y seguir haciendo cadena de favores
a sus “donantes voluntarios”, permítanme: ¡Ja, ja, ja! Es difícil aguantar la
risa que produce el bochornoso proceder de nuestros políticos, que tratan de
hacernos creer que los poderosos industriales les conceden grandes cantidades
de dinero sin exigir o pactar nada a cambio.
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