Ayer citaron
en el supremo de Cataluña a los imputados por el 9N, y aparecieron en la puerta
de esa Institución, casi doscientos políticos para ejercer presión contra los
jueces. Esto se podría interpretar como un ataque directo a la independencia
del TGSJ.
No entro en si
la causa es justa o injusta, pues la Constitución debería tener canales
democráticos para que los ciudadanos se puedan expresar en las urnas sin armar
ningún tipo de revuelo.
Lo que trato
de hacer ver es que si doscientos ciudadanos se dirigieran para ejercer una
presión a cualquier Institución, hubieran sido desalojados por la fuerza de las
unidades antidisturbios. Aunque no existiera ningún disturbio y la protesta
fuera civilizada. Pero en esta ocasión eran políticos y ellos si pueden hacer
escrache a los jueces del Supremo catalán.
¡Vaya si fue
criticado lo de hacerle escrache a cualquier político!, por esto no entiendo,
que los mismos que lo criticaron, hagan uso del método de la presión para tratar
de influir en la decisión de los jueces. Vivimos en la España de la impunidad,
según sean los políticos o los ciudadanos los que cometan las infracciones. Lo
que si me queda claro es que los palos son siempre para los ciudadanos, más en
este caso que los políticos tendrían que dar la orden a los antidisturbios,
¿van a ordenar darse palos a sí mismos? Cuando los palos se los dan a los ciudadanos,
a ellos no les duelen, ellos no sangran, a ellos no les tiran al suelo, no les
golpean, ni las pelotas de gomas los matan o les sacan los ojos.
No es que
desee que a ellos les tengan que pasar esas cosas, sino que nadie debe soportar
tales tratos de los cuerpos de seguridad. Si las protestas ciudadanas se oyeran
no tendrían que recrudecerse. Los ciudadanos votamos cada cuatro años y
mientras tanto, si los políticos nos llevan por caminos que no queremos, ¿cómo
podemos hacer cambiar las cosas?
Nosotros
estamos para influir en las políticas que se aplican, porque somos la mayoría y
porque mantenemos el sistema. Por tanto, nosotros deberíamos ser los dueños de
las políticas que se aplicaran, no los intereses de unos pocos. Esto se ha de
entender. No nos han dejado otros mecanismos para influir en las políticas, menos
aún, cuando los que gobiernan lo hacen con mayoría absoluta, porque inmediatamente
se convierten en una dictadura. Imponen lo que quieren, como quieren y cuando
quieren.
Si los
ciudadanos queremos darnos otras libertades, los que estén gobernando tienen la
obligación de escuchar las demandas y adaptar las leyes para hacerlo posible. Esto
es democracia, devolver el poder al pueblo, para no tener que actuar por la
fuerza, que es lo que han interpretado algunos de los que tienen la
Constitución del 78 envuelta en algodones.
La gente tiene
derecho a hablar y a decidir. Yo parto de aquí. No Obstante, habrá que negociar
los términos, pues España es un territorio que nadie se puede apropiar o
arrancar por la fuerza. Siempre les puede quedar a los independentistas, el
marcharse, comprarse una isla e instaurar la República Catalana allí, en las
condiciones que ellos quieran. De esa forma, nadie se meterá con ellos y podrán
hacerlo todo como quieran.
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