O llega
alguien al poder que entienda que un Gobierno de mayorías es un órgano represor
de los ciudadanos, o estamos perdidos. El Gobierno se vale de la sumisión de la
población, para establecer las leyes que mejor convienen a las clases sociales
que más fielmente representan al colectivo de políticos que ocupan el Gobierno.
Por lo general
los empleados del Gobierno, que son nuestros empleados, se ponen sus sueldos,
se marcan las líneas rojas, se saltan las que quieren, frenan la justicia,
indultan a quienes les parecen, hacen negocios en lugar de dedicarse íntegramente
a su función pública, y lo hacen porque ellos mismos se dan para sí el
privilegio de estar sacando partido de sus influencias, de sus contactos, valiéndose
de su posición gubernamental.
La política es
necesaria porque no deja de ser diálogo, pero valerse de la política para
someter a la gente, obligarle a que haga cosas, engañarle, robarle y abandonarle;
es algo bien distinto y frecuente en las bandas, criminales y organizadas, que
se apoderan del poder de nuestro país. Me corroe saber que nos han mentido
desde que tengo uso de razón. Me corroe saber que nos han saqueado esos
bandidos desde que se erigieron para gestionar este país. Me indigna tener que
acatar las leyes injustas, redactadas por personas que dotan, esas mismas
leyes, de contenido interesado, para que se apliquen de un modo diferente
dependiendo de la clase social del infractor.
El juego del
poder es terrorífico, y nada tiene que ver con las necesidades e intereses de
los ciudadanos, ¡que no te engañen! El poder va por el camino de la soberbia,
la codicia y de la prepotencia, ejemplo: Junts Pel Sí, se supone que lidera un
proceso independentista en Cataluña. Se supone que están convencido de hacerlo
porque se supone que creen es lo mejor para los catalanes, pero el poder ha de
ser de Artur Mas, o todas las creencias de que era lo mejor para los ciudadanos
se va a la mierda, y como vemos en las negociaciones, dicen que Artur Mas es innegociable,
o sea, el poder para este es lo innegociable, aunque aquellos supuestos
intereses para los ciudadanos catalanes se vayan a donde dijimos… a la mierda.
Este ejemplo revela lo que vengo diciendo: los políticos luchan por poder, no
les importan las necesidades, o lo que sea mejor para los ciudadanos.
En la lucha
por el poder central de España ocurre otro tanto de lo mismo. Se supone que el
PP aplicaba las políticas impuestas por Bruselas porque eran las convenientes
para la recuperación económica de España, que no lo son, dicho sea de paso;
pero ya ha manifestado Rajoy, con tal de seguir a los mandos, que está
dispuesto a negociar todo cuanto haya que negociar en cuanto a políticas, si
consigue pactar con otras formaciones su continuidad como presidente del nuevo
Gobierno y uno de su partido como presidente del Congreso. ¡Quiere poder! Lo
que antes era bueno e innegociable, ahora está dispuesto a ponerlo en juego, lo
ha dicho él ante los medios de comunicación. Rajoy quiere y sueña con los
doscientos veintitantos diputados, pero está dispuesto a negociar lo que haga
falta con tal de conseguirlo.
Siempre poder,
nunca el objetivo de gentuza de este tipo es la calidad de vida de las personas
trabajadoras de este país.
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