Hace falta trabajo
que se adapte a la experiencia y a la formación de las personas. Hacen falta
puestos de trabajo y, para ello, hace falta inversión y concienciación. Sin lo
uno y lo otro es más que imposible que se creen las ofertas. Siempre quedarán
personas en la calle, sin recursos monetarios, sin actividad profesional que
desarrollar, sintiéndose no valido para esta sociedad y, al mismo tiempo,
indignado con el sistema.
Las personas
deben sentirse incluidas en la sociedad, no excluidas o marginadas. Tienen que
sentirse provechosas, útiles, y han de poder llevar un salario digno a sus
casas. Todas las familias necesitan comer, vestir, calzar y cubrir los gastos
imprescindibles de electricidad, agua y gas. Al menos esos gastos les son
básicos a todas las familias, y la actividad física y mental de cada individuo,
debe reportar dinero con el que subsistir.
Nuestros
políticos se deben centrar en este grave problema, yo diría, que por encima de
muchos otros. Por eso no entiendo la batalla por los sillones del poder, porque
hay faena por delante que significa la salvación de las personas, el rescate de
las familias, y dejar de estar a las órdenes de los poderosos, a quienes no
interesa este problema. El desempleo favorece la lucha por los escasos puestos
de trabajo y, por consiguiente, la precariedad de las condiciones que los
trabajadores tienen que aceptar. Son los empresarios los que salen ganando. Una
vez más el sistema está de parte de los poderosos, porque son ellos los que
influyen en las leyes que se establecen en una sociedad.
Una vez que se
ve este juego, es cuando se comprende algo que no muchos parecen entender, que
es el Gobierno el que debe crear puestos de trabajo para sus ciudadanos, cuando
los empresarios no lo hacen. El empresario siempre tendrá en cuenta ese paro
estructural permanente que les favorece, y no hará nada para erradicarlo. El
Gobierno le dará al empresario las facilidades para que invierta, arriesgue y
oferten los puestos de trabajo necesarios para la población desempleada. Pero si
no lo hacen, ¿qué debe hacer el Gobierno?, ¿dejar que pasen penuria sus
ciudadanos?
Yo lo tengo
claro y por eso lo expongo, lo he comentado en otras ocasiones y lo vuelvo a
repetir. Apenas me muevo un ápice de este convencimiento que expreso, los
Gobiernos existen para representar los intereses de los ciudadanos, para
gestionar lo que es de todos en pos del bienestar general de la población. Por
eso, nadie puede ni debe quedarse atrás, el bienestar ha de llegar a todos, y
no conozco otra forma que teniendo un trabajo decente, con un salario digno.
Esta ha de ser la primera preocupación de un Estado serio, procurar el trabajo
para todos.
A mi el
movimiento de fichas, las destituciones, las peleas por los sillones, los
colores y todas esas cosas no me importan en absoluto. Lo primero es lo
primero, y es lo que se ha de atender con total prioridad, por la derecha o por
la izquierda, con el rojo, el verde, el morado o el azul. El fanatismo no da de
comer, y sí que fabrica mucha inquina. El odio solo puede hacernos enfermar, no
aporta nada bueno a nadie.
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