El esfuerzo
del que escribe no es válido si aquello que trata de transmitir no tiene quien
lo lea, o si el mensaje de su escritura no es compartido. Muchas letras en el
papel, o en la pantalla del ordenador, se debe a la creatividad de alguien que
tiene algo que decir, que siente el deseo de comunicarse y cree tener algo para
difundir.
Puedo estar
equivocado, puedo hacer un planteamiento mejorable, estoy seguro de ello, pero
cuando escribo es ese contenido el que sale de mí, y por eso es el que
publico tanto en el blog como en mis libros. Y nadie tiene obligación de seguir
el blog o comprar mis libros. Las cosas se hacen por algún motivo que muchas
veces se nos escapa. La vida media, te coge, y la cosa sale, tú solo te has
dejado llevar de esa pasión tuya, que es escribir.
Las letras se
unen formando palabras, y estas forman frases. Las frases constituyen párrafos,
y todos han sido necesarios para volcar la idea central sobre la que se trata
de hablar. Escribir es bello, es relajante y terapéutico. Escribir lo es todo
para el escritor, pero una cosa es hacer arte y otra distinta, pero necesaria,
es que lo que escribas, además de ayudar a otras personas, te aporte un mínimo
de dinero para poder subsistir. Es hay donde entra la necesidad de tener
público que te lea. Es hay donde ustedes, lectores, son tan imprescindibles. Es
en eso, que yo que escribo necesito tanto de vosotros. Necesito que puedan
conocer mi escritura muchas personas, y que unas se lo hagan saber a otras. Que
entre todos aprovechemos las redes sociales para llegar más lejos, y que al
final, haya muchas personas que adquieran mis libros, que sería mi único
sustento.
Al que
escribe, es eso lo que le gusta, no dedicarse a buscar vías de ventas y todas
esas cosas. A mi no me resulta atractivo este tema, pero es necesario. Estoy
parado y no recibo ningún tipo de prestación por desempleo, la agoté, y como
por último estuve unos meses de autónomo, no me corresponde nada. De momento,
los años trabajados se han ido por el retrete.
Publico en
Amazon, como muchos de vosotros sabéis, pero lo que te dan por libro vendido es
una limosna, así que tendría que vender miles y miles de libros para que la
cosa saliera.
Hoy he tenido
la valentía de hablar de mí, porque como dije antes, el escritor sin lectores
no llega más allá de su pura satisfacción personal, pero los garbanzos son
necesarios.
Desde que
comencé a publicar, todos los meses se venden algunos libros, pero el sueño
americano del editor al que le ha llegado uno de mis libros y apueste por mí,
aún no ha llegado. No pierdo la esperanza, como decían los antiguos: “La esperanza
es lo último que se pierde”.
Mis libros se
editan en papel y, lógicamente, tiene un precio mayor; pero también están en
versión digital para los ebooks, a unos precios súper reducidos. Solo hace
falta llegar más lejos, a más personas, y en eso os necesito a todos vosotros.
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