¿Qué haces con
tu tiempo?, esta sencilla pregunta es importante para cualquiera. ¿Lo empleas
como te apetece?, ¿haces lo que quieres hacer?, ¿siempre estás a las órdenes de
alguien?, ¿te sientes lo suficientemente libre?
Hay
obligaciones ineludibles, porque hay responsabilidades contraídas y
prioritarias. Todos necesitamos lo básico para vivir, pero muchos se complican
su existencia, olvidan que si tienes más cosas, de más cosas te has de
preocupar y ocupar. Más recursos has de conseguir para poder hacerte cargo de
más cosas. Hay que saber bien en qué nos metemos, porque lo que se hace
impulsivamente en un instante, puede obligarnos durante años.
La sociedad,
al menos hasta ahora, ha vendido mucho el largo plazo. La compra del piso con
hipoteca de veinte o treinta años, el coche a plazos en seis o siete años, los
muebles, también, a pagar en varios años. Sin embargo, hemos llegado a una
situación de inestabilidad laboral, precariedad y temporalidad, que es una
locura firmar nada a varios años vista; porque no sabes cuando perderás el
puesto de trabajo. Esto es una realidad hoy, por eso las personas jóvenes no
pueden hacer planes como se hacía hace años, que alguien entraba a trabajar en
una empresa y era para toda la vida. Eso era normal antes, ahora no.
Con todo esto
de la crisis, han provocado la pérdida de derechos de las personas, los salarios
han menguado y el consumo se ha restringido a las cosas más necesarias. Los ideólogos
de la crisis, los que, realmente, la han provocado, los que mueven los hilos en
la sombra, se han equivocado en cuanto a estancamiento en el consumo, pero
parece ser que su plan ha sido perfecto para ellos. Todos hemos oído que en
estos años de crisis los ricos son más ricos, el resto nos hemos convertido en
más pobres, y algo significativo según hemos sabido, es que el número de ricos
aumentó. Ha habido un grupo de gente, que ha sabido sacar tajada del descalabro
financiero del país. Los empresarios son más poderosos frente a los
trabajadores. Los banqueros han robado cuanto han podido, se han blindado
pensiones y despidos millonarios, que hemos pagado entre todos, al mismo tiempo
que el país ha quedado más endeudado y dependiente de Europa y de los grupos
inversores.
La falta de
expectativas de un país y de sus gobernantes, acarrean estas miserias a la
población, pues después de todo, somos los ciudadanos los que soportamos todo.
El dinero para socorrer gastos del país no sale de los que lo hagan mal en el
Gobierno, no sale de los grandes empresarios, que sabemos pagan menos que nadie,
y tampoco sale de los banqueros, que hasta cuando son pillados defraudando le
sacan una doctrina para no condenarles. El dinero siempre sale de un sitio, de
nuestros impuestos, y si hace falta más, legislan para recaudar más, es así de
sencillo.
¿Qué sería lo
ideal si esto tiene que ser así porque le interesa a unos pocos?, pues lo más
sensato sería poder salirse del sistema. Crear uno nuevo, pero para eso
estamos, si no quieren modificar la Constitución, ni tampoco realizan un
proyecto de país. Viven solo en la pugna de los votos y los pactos, así pierden
el tiempo nuestros representantes.
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