Cuando vemos
un documental sobre la fauna de alguna región del mundo, da igual las especies
que salgan en dicho documental, podemos observar que el instinto animal de
supervivencia hace que unos ataquen y otros tengan que huir. Unos matan para comer
y dar de comer a los suyos, y otros lo hacen para proteger su territorio y su
prole. Pero no pasan de ser animales, puro instinto que es interpretado por
algunas personas como la base del comportamiento humano.
Quedarnos ahí,
y justificar los comportamientos infames de algunas personas porque en la base
de nosotros está ese instinto animal, me parece un grave error. Los humanos
tenemos una capacidad de enlazar ideas o pensamientos, tenemos la premeditación
que agrava el carácter delictivo de nuestros actos y, además, tenemos una
conciencia que nos produce remordimiento cuando no actuamos correctamente,
aunque ya sé que lo correcto es diferente de unas personas a otras. Pero hay
actos que están mal se trate de quien se trate, como es matar, si no es para
salvar tu propia vida de la agresión del contrario. Hablo de una agresión
seria, evidentemente, no que te insulten, porque entonces aparecerían las
aceras llenas de cadáveres todos los días.
El hombre de
hoy ya no es un salvaje de aquellos que comenzaron a ponerse en pie hace
millones de años. El hombre, si quiere, puede adquirir una educación y una formación
que le permita, muy bien, saber qué hace, cómo hacerlo y cómo relacionarse para
que podamos vivir en paz. No obstante, hay grupos de gentes “salvajes” haciendo
mucho mal a otras muchas personas, y eso es incomprensible que se esté dando en
la actualidad. Las personas debemos descubrir ese lado oscuro que podemos
contener, para dejarle apartado y olvidado. Todos seríamos capaces de actuar
aberrantemente en momentos concretos, pero eso no es lo habitual, ni debe ser
la normalidad, y si es posible mejor que nunca sea así. La mente con conciencia
se lo plantea y decide hacer el bien, se olvida de ese lado oscuro, que no
puede justificarse bajo ningún signo de fanatismo.
El hombre no
puede seguir destruyendo ciudades, no puede seguir truncado vidas, ¡tiene que
dejar de ser un salvaje! Mientras eso sucede, cuántas cosas se podrían estar
desarrollando en cuanto a: modernización, industrialización, investigación,
educación, etc. ¡piénsenlo! Es una lástima que se derroche dinero, energía humana
y recursos materiales de todo tipo para romper, para destruir, para crear dolor
y miedo, para dominar, etc.
Los tebeos y
los comics, antiguamente, tenían algunos personajes que representaban el top
del maligno. Eran personajes que su único propósito era llegar a ser dueños de
la Tierra. Esta ficción no puede ser reproducida por mentes infantiles a los
mandos de ciertas organizaciones o de ciertos países o potencias mundiales.
Cuando el ser
humano crece cree en el poder de la colectividad, valora la aportación más rica
de una pluralidad, proyecta progreso y bienestar para todos sin hacer
exclusiones. Entiende que todos somos la misma energía de vida. Necesitamos de
la colaboración de todos, y todos estamos deseosos de tener un proyecto común
para arrimar el hombro. No tiene cabida el castigo, la represión, la anulación,
ni el asesinato. Se alzan otros valores como el respeto, la colaboración o el
amor. ¡No somos animales, somos seres humanos!
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