¡Qué diferente
es el panorama de pactos, conforme a las declaraciones que decían los intervinientes
en campaña preelectoral! Pedro acusaba al partido de Albert Rivera diciendo que
eran los nuevos del PP, y el de C’s decía que jamás apoyaría la investidura del
de PSOE. Pero no creáis que ambos lo dijeron una sola vez, ¡no!, era el guión
seguido en cada mitin que celebraban. Como siempre, hemos podido comprender que
los políticos prometen y dicen cosas en campañas, pero que posteriormente hacen
otras bien distintas. O sea, no son de fiar.
Además de esta
incongruencia manifiesta, se hace difícil entender que teniendo la aritmética y
las políticas de izquierda a favor de la investidura de Pedro, este haya
preferido el pacto con los que según ellos son la nueva derecha del país. Para
mí no es comprensible, pues si lo que se quería es sumar, ¿por qué no se reunió,
al mismo tiempo, con los responsables de las diferentes fuerzas políticas, para
crear un programa de Gobierno común y participativo de las políticas de todos?
Lo que no vale es pactar con tu opuesto, según lo calificaba Pedro, y querer
que se adhieran todos aquellos que no han puesto ni una coma en el documento de
acuerdo. ¡Creo que Pedro se ha equivocado! Incoherente ya ha demostrado que lo
es.
Vamos abocados
hacia unas nuevas elecciones porque el PSOE ha preferido el camino marcado por
los “viejos” de su partido, la banca y el IBEX 35; cuando por el otro lado lo
tenía, prácticamente, hecho. Además no se hubiera tenido que desdecir de la
vociferación continua de que iba a derogar la Reforma Laboral del PP, la Ley de
“inseguridad” ciudadana (Mordaza), etc. Ahora todo lo ha tenido que matizar, de
modo que su socio, el Sr. Rivera, se puede permitir ir por los platós de
televisión afirmando que el acuerdo de pacto contiene el ochenta por ciento de
su programa electoral, o de que no se derogan ni la Reforma Laboral, ni la Ley
Mordaza. ¿A qué está jugando el PSOE?
Lamentablemente,
España volverá a despilfarrar dinero público para que se celebren otros comicios.
Nada menos que ciento sesenta millones de euros de nuestro dinero para que
salgan al ruedo a mentir, pues ha quedado claro que lo hacen todos en las campañas
preelectorales. Las hemerotecas están ahí para probarlo, por si a alguien le
queda la menor duda. Se me vienen a la cabeza, aquellos charlatanes, en el
lejano Oeste, que se paraban en las plazas o en las calles de las ciudades que
visitaban, y convocaban a la gente prometiéndoles remedios ineficaces; pues
algo así se me representan nuestros políticos, subidos al entarimado, en alto,
para dominar a los asistentes, prometiendo lo que los oídos quieren oír, en
busca de los aplausos, el halago y el apoyo de los presentes. Ahora sabemos que
venden humo, como aquel vendedor del lejano Oeste.
La ley está
poco acertada con la propuesta del Rey, la primera investidura, la segunda
investidura, y si no hay acuerdo para alzar a alguien como Presidente para el
Gobierno, se convocan nuevas elecciones. Yo me voy a mantener en mis pensamientos:
el pueblo ha hablado y ha dado un número de Diputados (amañados por el
favoritismo de una Ley electoral injusta), pues que pongan las diferentes
formaciones, todas las elegidas, sus programas sobre la mesa, y confeccionen un
nuevo programa con las coincidencias de los diferentes programas, con las
aproximaciones, si quieren matizándolas o adecuándolas, hasta llegar a un
consenso entre todos, con buena voluntad, que no es otra que la de beneficiar a
los ciudadanos y no a colectivos concretos o amigos. Ya han pasado dos meses,
ya ha dado tiempo suficiente para haber hecho ese trabajo de unificación en un
programa pactado por todas las fuerzas elegidas por los ciudadanos. Esto
demuestra que hay otras maneras de llegar a pactos o acuerdos, que por otro
lado, son mucho más respetuosas con los resultados de las urnas.